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martes, 30 de abril de 2013

A mi no me vengan con eso...

A mi no me vengan con eso...

Tengo 52 años, me crié en dictadura , soy de esos tipos que fué feliz a partir del 83,
que me enamoré de la democracia y de Alfonsín cuando decía :
"con la democracia se come , se cura , y se educa" !!
Que comenzó a comprender desde ese tiempo que los derechos humanos son sagrados,
que la libertad de expresión es un bien inigualable, al que hay que cuidar y defender.


Aprendimos que había que proteger esa democracia "bebé", y por eso salimos a la calle
en la semana santa de 1987, a defender la democracia,
salimos espontaneamente y los partidos quedaron opacados por semejante manifestación
de amor por la democracia,esa democracia que apenas tenía tres años y pico de vida..

Y la protegimos en el 88 en el 89 en el 91, la apuntalamos , los argentinos.., la nutrimos
y le servimos de tutor, como a un arbolito recién plantado.
Supimos de la alternancia, después de Alfonsín llegó Menem, vimos trabajar al congreso,
a la justicia y demás instituciones, votamos, elegimos.. que bien que iba todo!
con altibajos, pero la democracia se fortalecía año a año, votación tras votación..

Pero.. al ir llegando a la adolescencia comenzó a adquirir algunos vicios,
no olvidemos que la democracia era joven, pero los políticos eran bastante grandes
y traían los vicios de la vieja política, en las primeras épocas se nos decía :
es muy joven, sufrirá varios tropiezos y con el tiempo se irá perfeccionando...

Siento decirlo.. pero no se perfeccionó nada y hoy estamos mas cerca de la dictadura
y la pérdida de libertades, que lo que estábamos en los primeros años,
siento que esos vicios de adolescencia nunca se fueron, al contrario se hicieron más fuertes
y se adquirieron otros, y hoy ésta, nuestra democracia, pronta a cumplir 30 años,
está viciosa, adicta y en manos de quienes quieren manipularla, para eternizarse en el poder..

En que "granja" se la podrá rehabilitar de sus adicciones?? dificil..no?

No me vengan entonces con que soy un gorila destituyente y golpista,
luché y lucho por la libertad y por la democracia, pero la democracia es diálogo,
consenso, alternancia y respeto por la constitución, y la libertad, es para negociar, comerciar, expresarse e informarse , viajar y vivir, sin tener miedo a que te manden la afip
por pensar diferente, a 30 años del comienzo, estamos peor,
una democracia llena de vicios, trampas y cepos.
                                                                                                 Yayo Rossi

lunes, 29 de abril de 2013

América Latina tiene 7 millones de niños desnutridos

América Latina tiene 7 millones de niños desnutridos




La región produce alimentos pero carece de un modelo eficiente de distribución.Brasil y México son los que mejor trabajan en el tema. Los peores: Argentina, Ecuador y Bolivia 
Crédito foto: AFP


El Programa Mundial de Alimentos (PMA) hizo un llamado a la región para avanzar hacia un acceso equitativo a la comida, ya que cerca del 25% de la población “es vulnerable ante el hambre”.

Los números asustan y son impactantes por donde se los mire: en América Latina hay más de 7 millones de niños en edad preescolar "crónicamente desnutridos", un problema que se concentra en las comunidades indígenas y afrodescendientes, señala el PMA. 

En todo el mundo, unas 875 millones de personas padecen desnutrición crónica, una cifra que a primera vista indica que "puede que no se esté ganando la guerra contra el hambre", dijo en una entrevista en la capital panameña la directora ejecutiva del PMA,Ertharin Cousin.

Frente a ese panorama desolador, sin embargo Cousin señaló iniciativas positivas, como por ejemplo, el programa "Hambre cero" en Brasil y la "Cruzada Nacional contra el Hambre", lanzada hace poco en México, que permiten pensar que la región tiene la oportunidad de convertirse en una zona libre de malnutrición. 


Lo que se percibe ahora, a juicio de la directora del PMA, es que la batalla contra la desnutrición en la región no pasa por "llenar los estómagos", sino por crear resistencia y aglutinar a las comunidades vulnerables para que "también ellos puedan luchar contra el hambre". 

Entre un 20% y un 25% de la población latinoamericana y caribeña es vulnerable ante el hambre, dijo la directiva de la agencia de las Naciones Unidas

Cousin explicó que en Latinoamérica el problema principal es de "acceso a los alimentos", no que la producción sea insuficiente y no los haya. Está claro que alimentos no faltan, sino que lo que ocurre es que ciertos Gobiernos no hacen lo que dicen que hacen. La corrupción y la ineficiencia de estos estados golpean a los más necesitados.

"Las poblaciones más vulnerables no tienen todo el dinero para comprar los alimentos en el mercado. Sería más un problema económico que de desastres naturales", subrayó Cousin. 


El PMA tiene entre sus plantes asistir directamente a más de 8 millones de personasen la región que están afectadas por el subdesarrollo, las desigualdades y los desastres naturales.

En Centroamérica, por ejemplo, el PMA y otros socios impulsan el programa "Compras para el Progreso", que beneficia a más de 33.000 pequeños productores, el 30 % mujeres, vinculándolos a los mercados locales.

En Guatemala y Nicaragua, los casos más preocupantes de malnutrición en Centroamérica, los Gobiernos trabajan con el PMA en el impulso de iniciativas para combatir el hambre y la pobreza, como las de "alimento por trabajo" o "alimentos en las escuelas", dijo Cousin.

En Guatemala, el 48% de los niños menores de 5 años sufre de desnutrición crónica, mientras que en Nicaragua la padece el 19% de la población, según datos de organismos de las Naciones Unidas.

Cousin aseveró que para el Programa Mundial de Alimentos lo "fundamental" es seguir ayudando a los Gobiernos en el desarrollo y el mejoramiento de planes y programas sostenibles para acabar con el hambre.

domingo, 28 de abril de 2013

No, no te vayas campeón POR ALEJANDRO BORENSZTEIN

No, no te vayas campeón

POR ALEJANDRO BORENSZTEIN

 

28/04/13
“Me quiero ir”, dijo el ministro de Economía frente a una periodista griega.
J usto ahora te querés ir, Lorenzino? No papá, ahora quedate gato. Tenemos el dólar a 9,34, la inflación al 25%, los gremios en pie de guerra, la soja ca- yendo, el déficit energético subien do, nadie invierte un sope, las empresas se quieren tomar el buque, no se vende un derpa ni a palos, la presidenta está en llamas ¿y vos te querés ir? No muñeco, qué esperanza… ahora te me quedas acá papá. Como un soldado. Hay que aguantar, macho.
Dicho esto, quiero aclarar que, en el fondo, yo a Lorenzino lo entiendo. Seamos justos. ¿Qué pretendían que hiciera el pobre tipo? ¿Que se ponga a llorar en cámara y a decir que el INDEC es trucho y que la inflación es un escándalo? Olvídense, Moreno lo mata.
Seamos más comprensivos aún y reconozcamos que para el Gobierno es un momento duro. En un minuto pasaron del modelo nacional y popular con matriz productiva e inclusión social, a la Ferrari que se compró Fariña con la guita que Lázaro Báez viene juntando y encanutando vaya uno a saber para quién. En realidad, la frase “vaya uno a saber para quién” bien podría reemplazarse por la frase “para uno que yo sé”. Pero no me quiero meter con ese tema porque está bajo la jurisdicción de Lanata. Allá él. A mí no me interesa, yo miro televisión pública y soy feliz.
Pese a eso, los videos circulan y uno termina viendo todo. Desde la imagen del diputado Sergio Panza (una bestia peluda del PJ disidenteque yo recomiendo no invitar a la coronación de Máxima) que le tiró un botellazo al diputado Rossi, hasta la imagen del mismo Rossi gritando desencajado “agarrame que lo mato”, que es lo que gritanlos falsos guapos cuando saben que alguno lo va a agarrar antes de comerse una paliza. Y pasando por Lilita, que denunció que los radicales acordaron con el kirchnerismo y que Lorenzetti pactó con la Presidenta. De las otras bestias peludas (Macri, Montenegro y la Metropolitana) mejor ni hablemos. Todo esto para alegría del Gobierno, que ve cómo le explotan los torpedos al submarino opositor en su propia sala de máquinas. Y la alegría de Lázaro Báez y de alguno más que no terminamos de descubrir. Pero de a poquito, que la cosa va queriendo.
También vimos el video de Moreno en la asamblea de Clarín. Histórico. El tipo caminando como un milico, dándole órdenes a un policía que andaba por ahí (mírenlo bien, el cana se lo queda mirando con cara de “¿y vos quién carajo sos?”). De repente le dice a su camarógrafo que estaba grabando todo para mandárselo al Duce:“Fílmame bien a ese” (sólo por el uso del verbo filmar se deschava lo moderno que es Moreno). A esta altura, ya me parece que el tipo está del tomate. Cuando termine el kirchnerismo y se haga el segundo “Nunca Más” por la corrupción, los abusos de poder, la apropiación ilegal del Estado y el autoritarismo, estos videos van a constituir prueba y al Napia le van a dar 99 años!!… y encima quedó pegado Kicillof que estaba sentadito con cara de “¿qué hago yo acá al lado de este facho?”, desesperado por volverse a su casa y ver por HBO la segunda temporada de “Los Báez”, una serie sobre una familia que hace negocios raros a la luz del día y otra que se esconde en las sombras, pero que capítulo a capítulo se va deschavando. Está buena.
Mientras tanto, el gobierno trata de desbaratar todo límite presente o toda persecución futura mediante la reforma judicial. ¿Cómo explicar la reforma judicial en una frase? Así de simple: “¡La Justicia es mía!” dice el Gobierno, igual que Menem cuando en su momento dijo:“¡La Ferrari es mía!!” (la misma Ferrari que ahora Fariña dice que es de él, pero comprada con guita que le choreó a Lázaro, que en realidad no sería de Lázaro sino de… bueno, no sé… habrá que ver HBO esta noche).
¿¿De qué se trata la reforma?? Fácil. La Constitución del 94 (la que se hizo exclusivamente para que Menem pueda ser reelecto, impulsada por casi todos los que ahora critican al Turco, incluida una que yo sé) creó el Consejo de la Magistratura para disminuir la injerencia de los gobiernos en la selección de magistrados. Estaba formado por 20 ñatos elegidos por sus pares académicos, el Congreso y el Poder Ejecutivo.
Una vez que las naves de Marte Ataca fueron derrotadas y los extraterrestres que nos gobernaron durante los 90 (y que nadie conoció ni votó ni apoyó) se escaparon, la entonces Compañera Senadora (ahora Compañera Jefa) presentó un proyecto para desburocratizar el Consejo reduciendo el número de 20 vagos a 13 vagos. (Uno dice vagos porque, si con todo lo que hizo Oyarbide todavía no le dieron una medalla, es porque los tipos no están yendo a laburar). Bien la Jefa ahí, son 7 sueldos menos que el Estado ahorra para gastarlos en obras.
O sea 3,5 para Lázaro Báez y 3,5 para alguien más, que si se llega a demostrar que es quien todos suponemos que es, acá se va a armar un bolonqui que te la voglio dire (ya hablamos de esto, no?).
Ahora, el nuevo proyecto de la Compañera Jefa aumenta los vagos a 19, se eligen por voto popular y los candidatos van a estar en las famosas listas sábana de los partidos políticos. O sea, el partido que gane elige los jueces.
O sea, se viene la tercera, la cuarta y la quinta temporada de “Los Báez” por HBO.
Me huele que la Corte Suprema, en respuesta, está preparando otra serie que se va a llamar “Patapúfete”, que cuando la estrenen, en Olivos van a volar los platos.
A todo esto, el dólar sigue subiendo mientras el Gobierno dice que sólo es un problema estacional porque los argentinos se van a veranear y compran dólares.
Se ve que este año, el verano se extendió hasta mayo.
Ya tocó los 9,34, pero estoy seguro de que en cuanto pase el calorcito y vengan los primeros fríos, va a bajar enseguida (9,15/9,10 calculo yo). Pensar que cuando en enero llegó a 7 todos decían que era una locura. Hoy con 7 mangos, si vas a pedir un verde, te dan un atadito de rúcula. Hace menos de un año, Aníbal Fernández se negaba a vender sus dólares al oficial (4,50) porque el blue estaba llegando a 6. Entonces la Presidenta lo obligó a vender con bonete incluido (a él y a todo el Gabinete). Ninguno te lo va a reconocer, pero en el fondo hoy se quieren matar todos.
En eso estamos. Por eso, y por tantas cosas más, te lo pido Lorenzino: no te vayas, campeón.
No querido, no te vayas que todavía faltan soplar las velitas. No te vayas dejándome toda la ropa tirada, nene. No te vayas, pichón. Si te comés el asado, el chorizo y las fritas, ayudá a levantar los platos, gatito. O, como decía Aldo Camarotta: “No te vayas, que ahora viene lo mejor”.

 

Cristina camina hacia un conflicto de poderes Por Joaquín Morales Solá

Cristina camina hacia un conflicto de poderes

Por Joaquín Morales Solá | LA NACION


Vamos a actuar con firmeza . Este gobierno sólo retrocede ante la firmeza. Uno de los jueces más importantes del país hizo ese anticipo pocas horas antes de que unarocambolesca reunión de Diputados aprobara la parte más significativa (y la más grave también) de la reforma judicial cristinista. La Presidenta ha logrado abroquelar a una inmensa mayoría de los jueces en contra de su decisión de deponer a la Justicia. La fisura que en el mundo judicial había abierto en su momento Justicia Legítima se cerró ahora. Los jueces temen por su futuro en manos de un gobierno de jacobinos. El país camina hacia un casi insalvable conflicto de poderes.
Es probable que esta reforma naufrague antes de zarpar. No sólo viola cinco artículos de la Constitución; también va contra la opinión de una mayoría social. Ninguna política revolucionaria es posible, en democracia al menos, contra el criterio de amplios sectores sociales.
La colisión entre el Poder Ejecutivo y la Corte Suprema de Justicia es una de las peores crisis institucionales de una República. Es lo que sucedió en los días recientes. Una crisis silenciosa, que se resolvió, por ahora, con duros mensajes y con más serias advertencias. Lo más revelador de ese conflicto soterrado fue la decisión de los jueces supremos del país: dieron y darán pelea. La eventual renuncia en bloque de la Corte, que ciertamente formó parte de las conversaciones de jueces afligidos, fue una consecuencia directa de aquella decisión de enfrentar la virtual destitución del tribunal.
Se habló mucho del papel que jugó el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti. Hay, en el fondo, un gran desconocimiento del funcionamiento del máximo tribunal de Justicia del país. Se trata, en primer lugar, de un cuerpo colegiado. Su presidente tiene atribuciones administrativas y contribuye más que cualquier otro juez a elaborar la agenda del tribunal. Tiene, además, la representación institucional del cuerpo. Pero ninguna decisión política de la Corte (ni las resoluciones del tribunal) puede prescindir de la opinión de los otros seis jueces. Todos los magistrados de la Corte son personas con una larga trayectoria jurídica o política, que no permitirían que su presidente opinara o actuara por su exclusiva cuenta. El propio Lorenzetti ha cultivado permanentemente el diálogo y la consulta con sus pares. Yo no soy yo; yo expreso la opinión y el sentir de la Corte , suele repetir.
El caso de Elena Highton de Nolasco merece analizarse para llegar a la conclusión de que la posición crítica de los jueces de todas las instancias es casi unánime. La jueza es el único miembro del tribunal, entre los cinco nuevos, que llegó a la Corte directamente desde la carrera judicial argentina. Carmen Argibay era jueza en La Haya y Eugenio Zaffaroni había dejado de ser juez hacía mucho tiempo. La jueza Highton de Nolasco cultivaba en los últimos años cierta simpatía por la Presidenta. No era una militante, ni mucho menos, pero se inclinaba más por la comprensión de Cristina que por la crítica.
Sin embargo, ahora se pregunta con insistencia qué han hecho los jueces (ella lo es de cabo a rabo) para merecer semejante embestida del poder político. ¿Por qué los jueces hemos pasado a ser lo peor de la vida institucional argentina? , averigua, recurrente y molesta. Un fiscal que había asistido a la primera reunión de Justicia Legítima le advirtió al juez Alejandro Slokar, inspirador de esa corriente judicial junto con Alejandra Gils Carbó, que no contaran con él en adelante. Si nosotros no somos un poder contramayoritario perdemos nuestra razón de existir, le explicó. Entre Highton de Nolasco y ese fiscal hay una gran diferencia jerárquica, pero ambos pertenecen a una carrera que abrazaron desde muy jóvenes. Son ejemplos cabales de un Poder Judicial que se siente acosado por un gobierno que decidió agredir a la democracia con las herramientas de la democracia.
El Poder Ejecutivo nunca le envió a la Corte el proyecto con las reformas a la reforma que había conseguido Lorenzetti. Es cierto que esos cambios fueron impulsados por la advertencia de que el máximo tribunal tumbaría de un solo golpe las decisiones que tenían que ver con los recursos de la Justicia y con sus atribuciones. La Corte renunciaría, si al final terminaban deponiéndola como cabeza del Poder Judicial. Una presidenta asustada mandó los cambios, pero no los consultó con los jueces supremos. Éstos tuvieron acceso a esas modificaciones porque el presidente de la Asociación de Magistrados, Luís María Cabral, recogió en la Cámara de Diputados un papel suelto del Gobierno y se lo llevó. Las sospechas de pacto son imposibles cuando se conocen los detalles del conflicto.
Los detalles siguen siendo muy malos para la Corte. El ministro de Economía, Hernán Lorenzino, casi un prófugo político, podrá disponer de 5000 millones de pesos que la Justicia ahorró durante diez años. El Gobierno se adjudicó por sí solo, a través del Consejo de la Magistratura, la facultad de nombrar o no nombrar a los jueces interinos para el 30 por ciento de los juzgados vacantes que hay en el país. Era una facultad de la Corte o de las cámaras, que la perdieron.
El Ministerio de Justicia se llevó la conducción académica de la Escuela Judicial, que estaba en manos de un consejo académico presidido por el juez de la Corte Juan Carlos Maqueda. Maqueda había hecho ahí un trabajo que mereció el reconocimiento aquí y en el exterior. Se trata de una escuela que les enseña a los abogados, con aspiraciones a ser jueces, los rudimentos del oficio. El camporista Julián Álvarez, viceministro de Justicia, dijo en el Senado que en esa escuela deben entrar los nuevos vientos de la revolución cristinista. Y se la llevó. ¿Qué enseñarán ahora? ¿Acaso a administrar justicia con la prudencia y la elegancia de Guillermo Moreno?
El país ha perdido la noción de la normalidad. No es casual que un día después de la escandalosa aprobación de la reforma por parte de los diputados, Moreno haya hecho otra excursión por la intimidad de una empresa de medios periodísticos. Una intromisión cantinflesca que hubiera provocado un escándalo monumental en cualquier país con las cosas en su sitio. La violación de la intimidad del periodismo, el probable acceso a sus datos por parte del poder político, es siempre una ofensa a las libertades. El asalto político que sufrió el Grupo Clarín es propio de un gobierno que ha recibido la buena nueva de la impunidad judicial.
El país ha perdido también el sentido de las proporciones. Mauricio Macri puede exhibir los argumentos de una sociedad cansada de la dictadura de los violentos. De que hay una mayoría que reclama la reaparición del Estado. Pero eligió un mal momento político para dar respuesta a esas necesidades. El kirchnerismo estaba buscando un escándalo para cubrir su propio escándalo con la Justicia. Los duros enfrentamientos en el Borda y la injustificable golpiza al periodismo por parte de su policía le hicieron el favor que el kirchnerismo buscaba afanosamente. Cristina se aleja aún más de la clase media, es cierto, y se coloca en el riesgo teórico de una derrota electoral. El trabajo que resta lo debe hacer la oposición, pero ésta no puede evitar la pertinacia del error ni ha encontrado hasta ahora una atrayente fórmula política y electoral.
Al país lo aguarda una mayor confrontación política y un período de graves conflictos entre el Gobierno y los jueces. Hace pocos días, el papa Francisco, un auténtico líder moral de la Argentina, lo llamó a Giorgio Napolitano, el entrañable presidente reelegido de Italia, que aceptó entregarle a su país los últimos años de su vida. Usted es un ejemplo para mí, porque el acuerdo es siempre superior al conflicto , le dijo el Papa. El país del Papa habita en el conflicto permanente.

Lanata, intérprete del cambio de clima Por Pablo Sirvén

El medio es el mensaje

Lanata, intérprete del cambio de clima

Por Pablo Sirvén | LA NACION

El cambio de clima que se palpa en las calles - las multitudes del 18-A y del 24-A son sólo una muestra- ya se expresa en un sismógrafo tan sensible y popular como es la televisión abierta.
Con Marcelo Tinelli, por ahora, fuera de la pantalla, y sin reality shows a la vista, las ficciones se abren paso en el prime time y, como nunca, un programa periodístico semanal alcanzó un récord impensado para el género. Pronto, esa secuencia se verá reforzada con el regreso de CQC a El Trece, ahora en tira diaria, y con la participación estelar de Roberto Pettinato.
Es bien interesante lo que viene sucediendo con Periodismo para todos , el ciclo que conduce los domingos a la noche Jorge Lanata, precisamente por ese canal. La fusión del conocido periodista y el Grupo Clarín tuvo un efecto explosivo: está primero en su franja todas las mañanas en Radio Mitre y consigue en la TV niveles de audiencia que ya superan a los muy vistos campeonatos de baile de Marcelo Tinelli.
Lo insólito es que, al igual que el conductor de ShowMatch , su programa replica ahora en una cadena informal poderosa de programas de TV, radio y sitios de Internet.
Dados los costados faranduleros del caso Lázaro Báez -Leonardo Fariña y su esposa, Karina Jelinek; Fabián Rossi, su mujer Iliana y su cuñada Marina, las hipermediáticas hermanas Calabró-, la mayoría de los frutos fueron recolectados por los programas chimenteros y de paneles que, como son mayoría en América, han repercutido en un respingo considerable de su rating. Corrupción y farándula parecen conformar un tentador cóctel para las audiencias ávidas cómodamente sentadas frente al televisor.
Más allá de sus múltiples y resonantes antecedentes en materia de investigaciones, Lanata ya venía perfilándose , tal vez incluso más allá de su voluntad, como una suerte de rockstar que la biografía que lleva por título su apellido, y que escribió Luis Majul, terminó de potenciar.
Sus anteojitos de colores, sus llamativos trajes, el cigarrillo encendido todo el día y su manera llana para abordar los temas con humor afilado, lo transformaron en un personaje exuberante ahora además bendecido por los grandes medios y reverenciado por multitudes que antes preferían ignorarlo o lo observaban de lejos y con cierta reticencia.
No es algo nuevo que Lanata matiza las grandes investigaciones con momentos más relajados, donde hay altas dosis de humor. Ya lo hacía en Página 12 desde fines de los 80 a los primeros años 90, estilo que trasladó luego a la radio y la TV también con buena repercusión, pero dentro de círculos más estrechos. Igual, la televisión abierta lo eyectó unos años, por temores compartidos entre empresarios privados y gobiernos. Volvió ya entrado este siglo por la puerta de atrás del cable hasta que, sorprendentemente, el Grupo Clarín se jugó a ponerlo en la punta de su lanza.
Lanata tiende un puente hacia su ilustre predecesor en materia de política, actualidad y humor en la noche televisiva del domingo: Tato Bores. De ahí, su monólogo inicial y los sketches al paso. Hoy los clones políticos que propone parecen inspirarse en el "Gran Cuñado" de Tinelli, pero ya Telecómicos , en los 70 los tenía, incluso uno asombrosamente igual (sin máscara ni maquillaje) a Perón.
Por lo tanto, PPT no es el periodístico convencional, sino más bien un show ameno recargado, donde las principales vedettes (más allá de la apetecible sueca Alexandra Larsson) son los poderosos informes que muestran el lado oscuro del "modelo".
En una TV cada vez más colonizada por el kirchnerismo, Lanata se propone como un oasis en el medio del desierto que las audiencias sedientas esperan con ansiedad.
Fue ostensible el domingo último cómo de pronto se vació la calle y la gente se apuraba para volver a sus casas para ver con qué se descolgaba, tras su primer programa-bomba, que reactualizó el enigma del empleado raso bancario que se convirtió en potentado, asociándose con un presidente de la Nación.
La influencia y el poder de Lanata crecen en relación directamente proporcional con su repercusión y credibilidad, pero también con el malestar no resuelto ni canalizado de ese amplio sector de la sociedad que viene manifestando su hartazgo sin que el Gobierno, ni la oposición, sean capaces de satisfacer sus demandas.
Del mismo modo aumenta el odio gubernamental contra el periodista y las operaciones en marcha, privadas y paraestatales, para ensuciarlo como ya se puede comprobar en algunas campañas evidentes. Hay, por lo menos, tres revistas que lo tienen en sus tapas.
Lanata estuvo toda la semana en España, donde el jueves recibió el premio Iris Internacional, algo así como el Martín Fierro de ese país, en mérito a su trayectoria y denuncias televisivas. Allí dijo que "el gobierno de los Kirchner ha armado un aparato de prensa fenomenal. Cristina es autoritaria, tiene el 80 por ciento de los medios de la Argentina y está intentando controlar la Justicia".
Pero el periodista más célebre del momento ya volvió y está listo para seguir hoy a la noche con el tema del lavado y el caso Lázaro Báez, pero también apuntará hacia Julio De Vido y varios personajes más, por cuyas manos también pasó mucho dinero.
No habrá más remedio que verlo.

¿A quién creerle, a Carrió o a Lorenzetti? ¿A quién creerle, a Carrió o a Lorenzetti?

¿A quién creerle, a Carrió o a Lorenzetti?

Por Mariano Grondona | LA NACION


Dos dilemas se han instalado en nuestra atribulada realidad. El primero es si la República sobrevivirá o no sobrevivirá a los embates de una presidenta que seempeña en "ir por todo" . El segundo dilema enfrentó entre ellos a dos defensores de la República, la diputada Elisa Carrió y el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti. El primer dilema es "frontal" porque, según se resuelva en un sentido o en el otro, seguiremos viviendo o dejaremos de vivir en una república. El segundo dilema es "indirecto" porque, para resolverlo, tendríamos que determinar primero si es Carrió o es Lorenzetti quien tiene la razón o si, en última instancia, ambos debieran compartirla.
El principio que define a la República es la división de los poderes o, dicho de otro modo, que en ella nadie tiene el monopolio del poder porque, si alguien lo tuviera, correría peligro el bien más preciado de las repúblicas: la libertad de los ciudadanos. Por eso, el mal al que más han de temer los ciudadanos que estiman a la libertad es la concentración del poder en una sola mano, según la famosa advertencia de lord Acton: "El poder corrompe; el poder absoluto corrompe absolutamente".
Aquí y en todas partes, por ello, la concentración del poder y la corrupción son primos hermanos. No deben extrañarnos, así, los grandes escándalos de corrupción que en estos días nos alarman. Ellos resultan, si se quiere, connaturales a la concentración del poder. Tampoco ha de extrañarnos, en este sentido, que tras dominar a dos de los tres poderes que son la base de nuestro sistema constitucional -el Ejecutivo y el Legislativo- la Presidenta haya partido en busca del único poder que le falta para completar el monopolio: el Poder Judicial .
Que la Presidenta quiera cercar ahora al Poder Judicial que le falta, ya es suficientemente grave. La sensación de alarma por nuestras libertades se acrecienta aún más al comprobar que, entre los propios defensores de la libertad, cunde además el mal tan argentino de la división. Como lo anticipábamos al comienzo de este artículo, estamos pensando en Carrió y en Lorenzetti. La que abrió el fuego en este campo fue la propia Lilita, al denunciar presuntas negociaciones non sanctas entre el presidente de la Corte Suprema, cuya principal misión es, precisamente, defender nuestras libertades, y la presidenta de la Nación, cuya ambición es conculcarlas.
Todos aquellos que estamos dispuestos a defender la libertad en esta hora incierta, todos aquellos que han marchado en su nombre el 18-A por las calles de la República , tendríamos que lamentar como el más peligroso de los males, precisamente, la querella entre quienes la defienden. Si Lilita tuviera plena razón, si su denuncia fuera fundada, habría quedado cerca de acusar a Lorenzetti nada menos que de traición a la patria, como lo hace el artículo 29 de la Constitución, el más severo que conocemos, en el que resuena todavía la condena de toda una generación al dictador Juan Manuel de Rosas.
¿No sería esto excesivo? ¿No hay alguna manera de conciliar las perspectivas del presidente de la Corte y la diputada denunciante? Si partimos de la hipótesis de que ambos buscan en el fondo lo mismo porque adhieren a la supremacía de la libertad en estos graves momentos, si les adjudicamos por igual los valores de la Constitución que ambos proclaman, ¿no habrá algún modo de acercar sus posiciones para evitar un alejamiento que sólo serviría, en definitiva, a los que "van por todo"?
En un ensayo que llevó por título Las manos sucias , Jean-Paul Sartre imaginó un debate entre un purista y un pragmático que perseguían, empero, el mismo fin: el triunfo de sus ideales, en el fondo convergentes. El purista no hacía concesiones. El pragmático las consideraba necesarias para alcanzar el objetivo que ambos buscaban. La tensión entre Carrió y Lorenzetti, en lugar de ser insuperable, ¿no corresponderá, como en Las manos sucias , a un malentendido metodológico? Como suponemos que a ambos los guía la buena fe, ¿no podrán serles fieles, pese a discutir, a los mismos principios?
Si extremamos las diferencias entre Carrió y Lorenzetti, podríamos exagerarlas hasta volverlas incompatibles. ¿Qué pasaría empero si las acercáramos hasta volverlas afines? ¿Sería ello posible? Recuerdo en este momento una lejana lectura juvenil, El Criterio , de Jaime Balmes. En esta obra, llena de buen sentido, el filósofo Balmes se dedica a refutar la máxima "Piensa mal y no errarás". ¿Por qué no nos dedicamos a "pensar bien", siguiendo a Balmes, de Carrió y de Lorenzetti? Si pensamos "bien", en y con ellos, quizá veamos que ambos quieren proteger a la República. Lo que sucede es que ambos la protegen desde lugares distintos. Carrió quiere protegerla en sus fuentes, en sus principios. Lorenzetti quiere protegerla en sus operaciones, en su desarrollo. Pero en el fondo sería justo suponer que los dos la quieren por igual. Esta observación no los convierte en competidores, sino en aliados detrás de una lucha común: la lucha por rodear a la República, que ambos aman, para preservarla de sus enemigos. Cuando hay que luchar por ella en medio de los vericuetos procesales, cabe la magia de los juristas. Cuando, para defenderla, hay que subirse a la cima, brilla el ardor de los iluminados.
Lo peor que podrían hacer los partidarios de Carrió, entonces, sería pensar mal de los partidarios de Lorenzetti, y viceversa. Unos y otros juegan en el mismo equipo. En realidad, ambos son necesarios para la victoria. Lorenzetti atrae a cientos de jueces que piensan como él, a comenzar por el resto de los jueces supremos, los camaristas y tantos abogados. Carrió acaudilla a cientos de intelectuales y principistas que no sólo anhelan una república, sino también una república sólida, bien formada, donde cada día los corruptos tengan menos lugar.
Si el debate que ahora se ha abierto entre los pragmáticos según Lorenzetti y los puristas según Carrió llegara al contrario a agravarse, quizá los argentinos nos perderíamos una dorada oportunidad para frenar el cesarismo que nos acosa en nombre del unicato presidencial. Estamos a tiempo, pero cada día hay menos tiempo. En el fondo, es una cuestión de proporciones. Quedan pocos meses para les elecciones de octubre. Si todos aquellos que quieren defender a la República en esta hora de prueba siguen enfatizando lo que los divide en lugar de lo que los une, la disputa entre Carrió y Lorenzetti será un ejemplo más de que a los argentinos nos atraen más las querellas de campanario que el exigente horizonte de la unión nacional.
Hay dos países latinoamericanos donde hoy peligra la República: Venezuela y la Argentina. Mientras los que aman en Venezuela a la República supieron unirse detrás de un solo candidato, Henrique Capriles, y esto hasta el punto de poner en peligro el monopolio chavista, la querella entre Carrió y Lorenzetti pone en duda si nosotros estaremos aprendiendo, al fin, la lección de la concordia. Extremando los argumentos, desde el rincón de Lorenzetti todos los hombres prácticos como él podrían ver en Carrió un exceso de celo o, incluso, un amor invariable al protagonismo. Desde el ángulo de mira de Carrió algunos podrían percibir en Lorenzetti, al contrario, un excesivo apego a los detalles o, incluso, cierta desaprensión práctica. Unos y otros se equivocarían, sin embargo, si no advirtieran la enormidad de lo que está en juego. ¿Qué interés sectorial o personal podría imponerse a la salvación de la República en esta hora suprema? Lo dijo Cicerón en un momento igualmente dramático: "La salud de la República es la suprema ley".

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