Pintó saqueo.. la gorra está de siesta !!!
Los cincuenta centímetros cúbicos del motorcito de la moto,
tronando por el escape libre, los obligaba a hablar a los gritos.
— ¡Eh, gato! ¿Dónde va?
—Al chino, pintó saqueo. La gorra está de siesta ¿Vamo?
— ¡Metele! La Yessi ya me dio la lista del super.
—A verla… ¡No chabón! Esta lista no va, ta llena de pañal, leche, güevos ¿Tené una lapicera?
— ¡Tas loco, Yona! La última vez que hice una letra fue una “i” con merca.
Remontando la avenida, con las gorras para atrás, los dos muchachos se sumaron a un batallón que parecían liberados del inframundo por Caronte.
Dos filas de policías, vestidos de gala, les hacían guardia de honor y aplaudían a su paso.
— ¡El chino no garpa! ¡El chino no garpa! — gritaba uno por un megáfono improvisado con un tetra abierto por el fondo— No tiene electrodomésticos.
No fue por eso que cambiaron de rumbo. Desde la terraza del super Bruce Lee, Bruce Lee, Bruce Lee, Bruce Lee y otro que se parecía a Bruce Lee, comenzaron a disparar:
¡Bang! ¡Bang!
— ¡Rajemos! ¡Los chinos están de fierros!
— ¡Chino, volvé a Corea! —gritó el Yona— ¡Vendepatria que no cerras en los feriados!
— ¡Al Dester! ¡Al Dester! ¡Que hay altas llantas!
— ¡Noooo, al Carrifur que hay de todo!
— ¡Siiiiiiii!
La improvisada marea de saqueadores llegó al hipermercado y comenzó a hacer lo necesario para entrar: ataron un cable de acero a las rejas de entrada y, con un tractor John Deere de 200 caballos de fuerza, las arrancaron. Luego una topadora construyó unas rampas en las que una flotilla de camiones atracó, para cargar lo saqueado.
Un grupo comando colocó unas cargas de C4 en los marcos de la puerta y, activándolas mediante un sofisticado sistema electrónico de retraso, volaron las bisagras y entraron.
Cuando la masa de saqueadores ingresó al lugar, un grupo de terroristas keniatas salió huyendo, muerto de miedo y volvió a Nairobi suspirando con alivio.
Más de cincuenta autoelevadores Yale comenzaron a transportar los pallets hasta los semirremolques.
—No creo que le convenga llevar eso señor.
— ¿Y vo quién so, gato? —dijo el Yoni.
—Soy un militante, de "Mirar para cuidar". Ese producto que acaba de manotear no respeta el precio fijado por Moreno.
— ¡Uhhhh, qué cagada! ¿Y qué me llevo?
—Puede tomar aquel LCD de 389” que está en precio.
— ¡Joya!
Cuando la horda se retiró el lugar quedó destruido. De los escombro asomó Papa Noel en calzoncillos y un reno esquilado que dijo:
—Te lo dije Santa, siempre nos pasa lo mismo acá.
