Por Ernesto Tenembaum
Desde hace una semana, un sector muy amplio del kirchnerismo --no todo, es cierto-- viene haciendo todo tipo de malabares para explicar que, en realidad, les fue bárbaro en las últimas elecciones. O que, en realidad, el problema fue que Martín Insaurralde era poco conocido pero que en tres meses ese pequeño problema se revertirá. O que siguen siendo primera minoría. O que ganan algunos legisladores. No sé. Algunas de esas cosas. El esfuerzo más heroico en ese sentido se desplegó ayer en la tapa de Página/12 y en sus dos primeras páginas. Allí, Horacio Verbitsky cita un trabajo de Javier Zelaznik, profesor de la Universidad Di Tella, en la que compara el desempeño del FPV en el 2009 y ahora, y concluye que al kirchnerismo le fue mejor que entonces. Es difícil no ser irónico al analizar ese trabajo, porque toma como referencia el desempeño electoral del Gobierno en el 2009, que fue uno de los peores desempeños de cualquier Gobierno en la historia democrática argentina. Por supuesto, cada cual puede buscar la felicidad por el camino que le parezca. Pero aquí hay una serie de datos alternativos, que permiten evaluar cómo le fue al oficialismo, comparado con cualquier otro oficialismo --radical o peronista, victorioso o derrotado, en elecciones presidenciales, legislativas o mezcla de legislativa con gobernadores. Eso, quizá, permita una perspectiva histórica para ver si fue un triunfo, una paliza, una hecatombe, una resurrección o si ganaron por penales. Se verá, en principio, que solo el Gobierno de la Alianza, en el caótico 2001, sacó menos votos que el kirchnerimo en 2009 y 2001. Ni siquiera los radicales luego de Semana Santa o en plena hiperinflación de 1989, sacaron tan pocos votos. Tampoco fue tan rechazado el menemismo en retirada en 1997 y 1999. Se verá también que no es cierto bajo ningún aspecto que las elecciones legislativas necesariamente dispersen el voto oficialista, ya que los Gobiernos ganaron comicios de ese tipo en 1985, 1991, 1993 y 2005. Se verá que no hubo mayor dispersión del voto que en una elección presidencial, en el 2003. En ese contexto, el desempeño del oficialismo refleja lo que fue: una sociedad que masivamente decidió votar por opciones alternativas al Gobierno, en mayor proporción que casi ninguna otra vez. Lo que sigue es, ordenado de mayor a menor, el porcentaje de la población que eligió votar al oficialismo en la lista más importante de cada elección. En algunos casos, se puede discutir la cifra porque el concepto de "oficialismo y aliados" presenta ciertas complicidades, como en 2005. Sea como fuere, creo que la tablita es categórica. Como curiosidad: nadie superó la perfomance de CFK en 2011. Y casi nadie empeoró --solo la Alianza de Fernando de la Rua-- sus actuaciones del 2009 y 2013, Vilcapugio y Ayohuma.
2011; 54
1995: 49,9
2007: 45,29
1993. 42,46
1985 42,37
1991. 40,22
1999: 38,27
1997 36,3
1987 36,29
2005: entre 35 y 40
1989 32,48
2013: 31
2009: 30
2001: 23,11