Comunicarse de manera directa con el Presidente de la Nación es un privilegio que tenemos los que usurpamos lugares en los medios.
Si bien, nobleza obliga, un primer semestre no se le niega a nadie, tarde o temprano debía iniciarse este diálogo que durará algún tiempo y que inexorablemente va a terminar, le guste o no al mandatario, de la misma manera que termina siempre: de un lado el humor político que seguirá y del otro un ex presidente. Justamente, esta es una de las cuatro cosas que Ex Ella nunca entendió. Las otras tres fueron la democracia, la economía y el planeta Tierra.
Por eso Compañero Mauri, me pareció que hoy era un buen momento para romper el hielo: primer domingo del segundo semestre ganado.
En principio y antes que nada, quiero agradecerle en nombre de todas las clases altas (tengo amigos) por haberle tirado el peso del ajuste a todas las clases bajas (también tengo amigos).
Yo pensaba que iban a organizar un sistema más equitativo para resolver el problemita que nos dejaron los revolucionarios hoteleros del sur, pero se ve que no.
Hoy en día, un trabajador llega a su casa y se come el garrón de que en la cocina lo está esperando una factura de gas o de luz varias veces más cara de la que venía pagando en los últimos años. El tipo ya entendió que esto sucede porque Ex Ella, De Vido y López fueron mucho más inútiles que chorros (lo que no es poco decir).
Sin embargo, el laburante también sabe que cuando su patrón llega a la casa no lo espera una mala noticia porque para él, pagar la luz o el gas cinco veces más caro, no representa ningún esfuerzo. Menos aún le preocupa el aumento en el transporte porque la última vez que se subió a un bondi fue para ir al colegio.
En definitiva, el pudiente alto o medio alto no está garpando el costo del quilombo universal que dejó el gobierno anterior, y por ende no está haciendo un sacrificio equivalente al de los laburantes de clase media y baja.
Hablo de duplicarles el impuesto a las ganancias por un año, pedirles un doble anticipo de ganancias del año que viene o cualquier otra cosa que les duela tanto como le duele al obrero el aumento de tarifas. Todos entendemos las razones del ajuste, pero me parece que si el esfuerzo fuera ecuánime se toleraría mejor y le daría un cierto espíritu de cruzada patriótica.
Esto ya lo escribí varias veces desde que empezó el año, pero se ve que los domingos ustedes sólo leen la sección Deportes. Está bien, si no me quieren dar bola, no lo hagan. Pero después, cuando los vayan a putear a la Casa Rosada, no se quejen.
Por suerte, el resto de la realidad los ayuda bastante. No hay nada más fácil para un gobierno que tener de oposición dura a una banda de tipos que andan de noche por el Conurbano escondiendo valijas repletas de dólares en los monasterios. Así gobierna cualquiera.
Esta situación les da una ventaja y una desventaja.
La ventaja es que, en la inevitable comparación con los que gobernaban antes, ustedes ganan siempre. Tampoco es tanto mérito. Hasta mi tía Jieshke lo hubiera hecho mejor.
La desventaja es que no tienen margen ante la sociedad. El kirchnerismo se gastó todas las millas de la tolerancia social. Háganse a la idea, Compañero Mauri, de que todos los funcionarios de su gobierno salieron a la cancha con una tarjeta amarilla puesta. La primera que haya que sacarles, ya es expulsión.
Por ahora Grindetti y sus Panamá Papers zafaron porque el árbitro estaba distraído mirando para otro lado. Como para no estarlo con las cosas geniales que pasan en el proyecto nacional, popular, hotelero y ahora más eclesiástico que nunca.
Más allá de algunos errores, reconozco que la estrategia política de ustedes, aunque un poco básica, es muy eficiente.
No fue mala la idea de contratar al sexteto Esteche, D’Elía, Mariotto, Boudou, Papaleo, Vaca Narvaja para que salgan de gira por la provincia incitando a quemar la República y así, no sólo terminar de arruinar al kirchnerismo, sino también enchastrar un poquito al peronismo. A juzgar por el prestigio de los personajes y los cuatro gatos locos que convocan, no creo que al gobierno le esté costando mucha guita.
En cambio, me pareció más efectiva la idea de contratar a Guillermo Moreno y a Aníbal Fernández como artistas exclusivos para que circulen por los canales de televisión recordándole a la gente lo lindo que era el kirchnerismo. Podríamos producirles un programa para la televisión pública que se llame “Yo quiero ser Herminio Iglesias, y usted?” No sé cuándo empiezan las paritarias de todos estos tipos, pero yo ya les firmaría el 40% de aumento sin discusión. Considerando cuanto ayudan a Cambiemos y cuanto perjudican al peronismo, es una pichincha.
Este combo se completa con la histeria de otros grupitos que gritan “¡¡¡gobierna la derecha!!!”. Situación rara, tratándose de unos tipos que, para evitar votar a Macri, votaron a… Scioli!!!
Incluyo en este colectivo, como está de moda decir ahora, a la muchachada de Carta Abierta que sigue justificando todo. Esos intelectuales que en el ‘73 y el ‘74, cuando el General los puteaba y los molía a palos, se guiñaban el ojo que les quedaba sano y decían “es una estrategia del viejo”.
Tal vez esto es algo que usted no entienda bien, Compañero Mauri, porque me da la impresión que la historia política argentina no es su fuerte. Lo comprendo. En aquellos años, los que íbamos al Carlos Pellegrini debatíamos si el conflicto sociopolítico se encaraba desde el Socialismo Revolucionario, las JP Regionales o el Partido Revolucionario de los Trabajadores. En cambio sospecho que para usted y sus amigos del Cardenal Newman, el principal conflicto sociopolítico que enfrentaron en los ‘70 era conseguir que los deje pasar el portero de Mau Mau.
Venimos de historias lejanas diferentes, pero tenemos mucho presente y futuro en común. Estoy seguro de que nos vamos a divertir.
Besos para Juliana y los chicos. Feliz segundo semestre. Apurate macho.
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