El medio es el mensaje
Cristina y los cíclicos recuerdos de la muerte
Fue una cuádruple desgraciada coincidencia. Como todos los años, el kirchnerismo preparó con esmero su acto del Día de la Memoria, esta vez por el 39° aniversario del golpe militar de 1976. En esa misma jornada, Gran Bretaña anunció que reforzaría militarmente las islas Malvinas porque teme que el gobierno argentino intente un nuevo desembarco. Y no sólo eso: el último 24 de marzo quemaron un muñeco de Hebe de Bonafini en La Plata, y también trascendió que el conocido músico Marcelo Moura había sido incluido sin su autorización en un grupo de artistas que adhería a Cristina Kirchner. Y, como se quejó por eso, le llovieron insultos y amenazas por las redes sociales.
Las extrañas paradojas que se acumularon en esas horas se potenciaron este año con un bienvenido fin de semana largo que propició alegres escapadas a los centros de turismo, en tanto que importantes referentes del kirchnerismo -la Presidenta, Bonafini y Víctor Hugo Morales, entre otros- hasta se atrevieron a hablar de "felicidad", por la presencia juvenil y la movilización entusiasta a Plaza de Mayo. Perdieron de vista que se trataba de una fecha luctuosa que no daba para euforia alguna por más que vivamos en libertad desde hace 32 años.
Resulta un despropósito sostener en el calendario de feriados las dos fechas "magnas" de la última dictadura militar (24/3: golpe, y 2/4: invasión de las Malvinas). Está muy bien celebrar el poder vivir en un Estado de Derecho, pero no es, precisamente, la fecha del 24 de marzo la más adecuada para hacerlo. En todo caso, el 10 de diciembre parece ser un día mucho más propicio no sólo porque recuerda la recuperación de la democracia en ese día de 1983, y porque posteriormente hubo varias asunciones presidenciales en esa fecha, sino que también coincide con el Día de los Derechos Humanos. Algo parecido sucede con el 2 de abril, inicio de la catastrófica aventura militar que terminó tan mal. Con buen criterio, el presidente Raúl Alfonsín había trasladado ese feriado al 10 de junio, porque ese día en 1829 asumió como gobernador argentino Luis Vernet. Pero Fernando de la Rúa lo devolvió al 2 de abril y el kirchnercristinismolo ha sostenido hasta ahora.
El mantenimiento del 24 de marzo como feriado no es casual: obedece a la obsesión oficialista por la confrontación. Pasarlo al 10 de diciembre, y que todos lo celebren contentos, lo despojaría de esa irascibilidad binaria tan buscada. No por casualidad, en el contexto de la conmemoración, se volvió a atacar a los diarios que más odia el Gobierno y hasta Bonafini se permitió incriminar a Daniel Scioli con la dictadura, aun cuando se trata del candidato oficialista con más chances para ganar en octubre.
Ese clima de antinomias al que se incita en forma permanente a veces actúa como un búmeran. No puede juzgarse de otra manera la desgraciada quema del muñeco de Bonafini, junto a otro del general César Milani, por parte de la agrupación H.I.J.O.S. La Plata, hecho sobre el cual el Gobierno pretendió montar una operación para inculpar al Partido Obrero y otras organizaciones de izquierda, que nada tuvieron que ver con ese suceso.
Pero peor aún fue el episodio Moura, perseguido en las redes sociales simplemente por haber aclarado que no formaba parte de la agrupación Músicos con Cristina. Para quien fuera integrante de Virus todo el incidente fue de una incomodidad suprema: a la amenaza anónima contra sus hijos le restó importancia, pero recordó el violento secuestro de su hermano Jorge por un grupo de tareas (nunca más apareció). Aunque también debió poner freno a algunos medios críticos al Gobierno que intentaron hacer escalar el caso por demás.
Los absurdos controladores de cuánto espacio le dedicó cada medio a la conmemoración del llamado Día de la Memoria volvieron a aparecer en estos días. En las redes sociales y medios afines al Gobierno se irritaron porque LA NACION y Clarín le dieron tan sólo títulos secundarios en sus portadas del día siguiente y una cobertura razonable, en tanto que Tiempo Argentino sobreactuó el tema en 10 páginas y nada menos que 13, en Página 12, más muchos otros espacios en los medios audiovisuales oficiales. Y la Presidenta expresó orgullo por los "camporitas" (niñitos que fueron llevados al acto de Plaza de Mayo).
Así como Barack Obama pareció tirarle un salvavidas a Nicolás Maduro al declarar insólitamente que EE.UU. temía una agresión de Venezuela, dándole excusas más concretas para que agite sus habituales fantasmas, Londres acaba de hacer lo mismo con Buenos Aires. Ya el canciller Héctor Timerman comenzó a hacer gestiones ante organismos internacionales y el jueves, cuando se cumplan 33 años del desembarco llevado a cabo por las Fuerzas Armadas, el tema será retomado previsiblemente por la primera mandataria.
El atroz pasado de los argentinos se empeña en volver a nuestro presente revitalizado por las manipulaciones políticas de la actualidad. Como escribió Andrés Calamaro, en apoyo de Moura, hay todavía demasiado "rencor y odio" en el ambiente y este 24 de marzo "el podrido huele más fuerte y más feo".