"No podemos convertirnos en lo que queremos ser, permaneciendo en lo que somos"
Autor: Max DePree Si la
inercia es la propiedad que tienen los cuerpos de permanecer en su
estado de reposo o movimiento mientras no se aplique sobre ellos fuerza
alguna, instalarse en la llamada zona de confort es una suerte de inercia, por la que una persona tenderá a permanecer inmóvil si nada le obliga a activarse.
Por ejemplo:
salir de la zona de confort implicaría para alguien sentir la necesidad
reconocida de dejar un trabajo poco satisfactorio y que el miedo a las
consecuencias de hacerlo se lo impida.
Cuando
algo amenaza con romper nuestros hábitos más acendrados, nos sentimos
incómodos y nerviosos. Estos sentimientos negativos son soslayados
mediante la evitación y la insistencia en vivir exactamente la misma
vida de siempre, rechazando todo cambio. Ante
la ocasión de entrar en territorio desconocido, una situación
impredecible, temblamos y, a menudo, preferimos replegarnos aferrándonos
a lo que ya conocemos. Por tanto, lo que nos mantiene dentro de nuestra zona de confort es el miedo.
Si
tenemos miedo y tratamos de evitar todos los errores a cambio de lo que
consideramos que es seguridad, perderemos también la mayoría de las
oportunidades. Las personas que nunca cometen errores nunca hacen nada
nuevo.
¿Cómo salir de la zona de confort? si reconocemos
que permaneciendo ahí estaremos en un nivel muy por debajo de lo que
nuestro potencial nos permitiría alcanzar, quizá nos activemos. Pero
para salir voluntariamente necesitarás seguir un plan de acción,
normalmente en contra de lo que son tus hábitos y costumbres y, en
definitiva, de lo que tu cuerpo te va a decir que “le apetece”. La fuerza de voluntad es la chispa que puede ponerte en marcha.
No te des
excusas. Si das el primer paso y te preparas para empezar, te va a
costar más dar marcha atrás, que terminar lo que ya has empezado.
Y
para finalizar, trata de reflexionar sobre el hecho de que si te quedas
toda la vida 'aparcado' en lugares que ya conoces, puede que el día que
te topes con lo desconocido (que llegará) no sepas qué hacer. Lo cierto
es que aunque no lo quieras ni lo pretendas, de todos modos, la propia
vida se encargará de llevarte a lugares donde te sentirás incómodo e
inseguro, fuera de control.
Abre voluntariamente tus horizontes. La
vida no es unidimensional, posee matices, aventura, pasión y riesgos...
Quedarse en el ámbito de lo ya conocido es renunciar a las maravillas
que te esperan al otro lado, en ese lugar incierto donde ocurren los
portentos y los milagros. ¿Te atreverás?
Reflexión
final: "Nadie ha muerto de incomodidad, sin embargo, la comodidad ha
matado más ideas, más oportunidades, más acciones y más crecimiento, que
todo lo demás junto. El confort mata." (T. Harv Eker)
No hay comentarios:
Publicar un comentario