"La manera más efectiva de hacerlo, es hacerlo."
Autor: Amelia Earhart
La protagonista de la entrada de hoy es considerada una pionera de la
aviación. Amelia Mary Earhart (Atchison, Kansas, 24 de julio de 1897 –
desaparecida en el océano Pacífico, 2 de julio de 1937) fue una aviadora
estadounidense, célebre por sus marcas de vuelo y por intentar el
primer viaje aéreo alrededor del mundo sobre la línea ecuatorial.
Creo que con
el fin de reforzar e incrementar nuestra cuota de motivación, es
conveniente revisar la biografía de aquellos que, en su momento, se
aventuraron contra toda norma establecida respecto a lo que es o no es
posible y que zafándose de sus miedos e inseguridades, cumplieron un
sueño en el que solo ellos creían.
En la vida, hay veces en las que debemos mostrar coraje para enfrentarnos al instinto conservador, útil pero paralizante, que nos atenaza y nos impiden echar a volar de una vez, manteniéndonos siempre cerca del suelo, en un regazo seguro, pero a la vez monótono y falto de cualquier pizca de épica y de gloria.
Amelia pasó buena parte de la infancia con sus abuelos maternos y dio muestras de una personalidad inquieta y audaz. Tenía como pasatiempo reunir recortes de periódicos de mujeres famosas, que sobresalían en actividades tradicionalmente protagonizadas por hombres.
En la vida, hay veces en las que debemos mostrar coraje para enfrentarnos al instinto conservador, útil pero paralizante, que nos atenaza y nos impiden echar a volar de una vez, manteniéndonos siempre cerca del suelo, en un regazo seguro, pero a la vez monótono y falto de cualquier pizca de épica y de gloria.
Amelia pasó buena parte de la infancia con sus abuelos maternos y dio muestras de una personalidad inquieta y audaz. Tenía como pasatiempo reunir recortes de periódicos de mujeres famosas, que sobresalían en actividades tradicionalmente protagonizadas por hombres.
Durante la I Guerra Mundial
se enroló como voluntaria en labores de enfermería atendiendo a los
pilotos heridos en combate. En esa época aprovechó su trabajo para
visitar un campo del Cuerpo Aéreo Real, consiguiendo que la llevaran a
bordo en un biplano con el que voló durante diez minutos sobre Los
Ángeles. Sus palabras acerca de esa experiencia fueron: «Tan pronto como despegamos ya supe que tendría que volar de ahí en adelante».
En abril de
1928, Amelia recibió una llamada que cambiaría su vida: el capitán H.H.
Railey le preguntó si quería ser la primera mujer en cruzar el Océano
Atlántico, travesía que realizaría junto a otros dos pilotos. Respondió
sí a la propuesta y a raíz de ese viaje comprobó como su fama creció
como la espuma en los medios de comunicación.
Tras su
primera gran experiencia, sintió que era la oportunidad de hacer un
vuelo en solitario por el Atlántico; vuelo que realizó finalmente desde
Harbour Grace,Terranova a Gran Bretaña.
Los
reconocimientos se acumularon. Hizo un tour por Europa; en Nueva York
protagonizó un desfile bajo lluvia de papeles; el presidente Hoover la condecoró con la medalla dorada especial de la National Geographic Society;
recibió las llaves de varias ciudades; fue votada la mujer más
destacada el año. El congreso de Estados Unidos la distinguió con la Distinguished Flying Cross, otorgada por primera vez a una mujer.
Y tras aquel
torrente de reconocimientos, contempló la idea de dar la vuelta al
mundo; una hazaña única que se propuso realizar junto a Fred Noonan, un
acompañante escogido por su familiaridad en el vuelo sobre el Océano
Pacífico. Emprendió viaje y llegó a Lae, Nueva Guinea
el 29 de junio de 1937 con 22.000 millas recorridas y 7.000 por
delante. Se cree que el avión de Amelia disponía de 1.000 galones de
combustible para 20 ó 21 horas de vuelo, pero la situación atmosférica
no era la más favorable para seguir con la travesía.
Desde
aquel momento ya hubo escasas y muy breves comunicaciones desde tierra
con el avión. Determinaron, horas después del último contacto, que el
aparato pudo haberse estrellado en el mar y comenzó la búsqueda. El
presidente Franklin D. Roosevelt autorizó la partida de 9 barcos y 66 aviones para localizar a Amelia, una operación que costó más de 4 millones de dólares.
Amelia regularmente escribía cartas a su marido, y en una de ellas le exponía lo siguiente: «Por
favor debes saber que soy consciente de los peligros, quiero hacerlo
porque lo deseo. Las mujeres deben intentar hacer cosas como las que
hacen los hombres».
Reflexión Final: "Decide si el objetivo vale la pena los riesgos que vas a correr. Si es así, deja de preocuparte." (Amelia Earhart)
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