"Hombre, hazte esencial: pues cuando el mundo perece, la contingencia cesa y la esencia perdura"
Autor: Angelus Silesius Hay
una parte de ti que nunca cambia. Más allá de las circunstancias y del
viento inclemente que azote cada periodo de tu vida, hay una parte de ti
que se mantiene inmutable y que siempre estará presente en la misma
forma. Eso es, por encima de todo lo demás, lo que eres en realidad. Tu
esencia. Tu naturaleza. Tu alma. Debes sentirla, porque
eso representas tú en verdad... todo lo demás son adornos.
Cuando
una mujer de cierta tribu de África sabe que está embarazada, se
interna en la selva con otras mujeres y juntas rezan y meditan hasta que
aparece la canción del niño.
Ellas
saben que cada alma tiene su propia vibración que expresa su
particularidad, unicidad y propósito. Las mujeres encuentran la canción,
la entonan y cantan en voz alta. Luego retornan a la tribu y se la
enseñan a todos los demás.
Cuando nace el niño, la comunidad se junta y le canta su canción.
Cuando el niño va a comenzar su educación, el pueblo se junta y le canta su canción.
Cuando inicia su etapa como adulto, nuevamente se juntan todos y le cantan.
Cuando llega el momento de su boda, la persona escucha su canción en voz de su pueblo.
Finalmente,
cuando el alma va a irse de este mundo, la familia y amigos se acercan a
su cama y del mismo modo que hicieron en su nacimiento, le cantan su
canción para acompañarle en el viaje.
Pero
en esta tribu hay una ocasión más en la que los pobladores cantan la
canción. Si en algún momento durante su vida la persona comete un crimen
o un acto social aberrante, se le lleva al centro del poblado y toda la
gente de la comunidad forma un círculo a su alrededor. Entonces... le
cantan su canción.
La
tribu sabe que la corrección para las conductas antisociales no es el
castigo, sino el amor y el recuerdo de su verdadera identidad. Cuando
reconocemos nuestra propia canción ya no tenemos deseos ni necesidad de
hacer nada que pudiera dañar a otros.
Tus
amigos conocen tu canción, y te la cantan cuando la olvidaste. Aquellos
que te aman no pueden ser engañados por los errores que cometes o las
oscuras imágenes que a veces muestras a los demás. Ellos recuerdan tu
belleza cuando te sientes feo, tu totalidad cuando estás quebrado, tu
inocencia cuando te sientes culpable, tu propósito cuando estás
confundido.
No
necesito una garantía firmada para saber que la sangre de mis venas es
de la tierra y sopla mi alma como el viento, refresca mi corazón como la
lluvia y limpia mi mente como el humo del fuego sagrado.
Tolba Phanem: "La Canción de tu alma"
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