

VENGANZA BRUTAL- INFIDELIDAD - DECAMERON
Fue por “bronca personal”
Una vendetta planeada desde la sombra
La Policía suspendió hasta hoy la búsqueda de los cuerpos de los dos hijos de la pareja asesinada. Pero presume que tuvieron el final trágico de sus padres.
Textos y producción: Rafael Saralegui,
Rodolfo Palacios, Mar02.08.2008 Horror.
La Policía custodia la zona durante la excavación en el kilómetro 50 de la Panamericana. Ayer inhumaron los restos de la pareja Mansilla. Los familiares pedían por el paradero de los chicos. En un operativo en Los Polvorines secuestraron electrodomésticos y ropa manchada con sangre que enviaron al laboratorio.
Venganza.
Ese fue el móvil de los brutales asesinatos de Campana. “Bronca personal”, admitió Cristian Fernández ante la policía, detenido ayer en Morón. El hijo del principal acusado por el asesinato de Campana dijo mucho más: por ejemplo, que su padre Ángel evadía los sistemas de control domiciliario como quería, y que salía a hacer su vida sin que la policía ni el Servicio Penitenciario lo detectaran. Cristian fue más lejos en su confesión: “Sí, están muertos, los chicos están muertos”.
Todo hacía suponer anoche que la confensión era real y que los hijos de Marcelo Mansilla y Sandra Rabago, la pareja asesinada y abandonada a un costado de la autopista, habían sido, también, brutalmente asesinados. Anoche la policía buscaba los cuerpos de Agustín, de 11 años, y Milagros, de 7, a la altura del kilómetro 50 de la Panamericana, no muy lejos de donde fueron encontrados los cadáveres de sus padres, el martes último, con las cabezas envueltas en cintas de embalar y masacrados con un objeto romo, lo más probable una masa.
Dos masas y una pequeña sierra de mano se llevaron los policías ayer de la precaria casa situada en Velásquez 3864, Los Polvorines, partido de Islas Malvinas, donde vivían los tres detenidos: Angel Fernández, 41 años, su hijo Cristian, de 22, y Jesús Cáceres, de 47, medio hermano del mayor. En la vivienda, casi una tapera, también viven Clara y Estela Maris, la madre y la mujer de Angel. La pareja tenía cinco hijos, fruto de diversas uniones.
“Se toma la presión. 2 pesos”, anuncia un cartel de chapa, clavado sobre un árbol en la parte delantera de la casa. En el barrio, dicen que los conocimientos de enfermería, en rigor, tenían otro fin. Y hablan de prácticas ilegales que realizan las viejas parteras.
Los perros buscadores de rastros se pusieron muy nerviosos cuando después de las 19 llegaron a la casa, que ya había sido allanada el jueves. Uno de los perros fue entrenado para buscar cadáveres y el otro, rastros. El primero se puso a ladrar a lo loco en la habitación donde vive Jesús. Lo mismo ocurrió cuando llegó a la zona del chiquero. Allí hay una casilla de madera, donde duerme Cristian. Los vecinos dijeron haber visto en el lugar dos bolsas de consorcio, que despedían un olor aún más nauseabundo que el del chiquero. Cristian dijo que las haría desaparecer. Cómo la búsqueda no dio resultados, los perros fueron llevados hasta la Panamericana, orientados ya por los datos aportados por Cristian.
La policía resolvió anoche suspender la búsqueda, que se reanudará hoy a la luz del día. Más temprano un vecino de Glew, en el sur del Gran Buenos Aires, dijo haber visto en su terreno restos de cabellos y la mano de un niño debajo de un montículo de tierra. Hasta allí se trasladaron los investigadores, pero con el correr de las horas la noticia se diluyó: no habían encontrado nada.
La tensión volvió a aumentar cuando se supo del arresto del más chico de los sospechosos. Las primeras versiones divulgadas por la televisión dijeron que Cristian se había entregado por la tarde, después de haber escapado por poco al allanamiento del jueves. Otras fuentes dijeron que fue detenido en Morón. Cristian habría declarado que escuchó a su padre decir que habían matado a los padres y a los chicos. Porque les tenían bronca y que a los chicos los habían tirado metros antes del lugar donde aparecieron los cadáveres de la pareja. Cristian fue arrestado el 22 de enero de 2005 por robo calificado y portación de arma de guerra y fue beneficiado con una detención domiciliaria ordenada por el Tribunal Oral Criminal Nº2 de San Martín. Las fuentes también dicen que era monitoreado con una tobillera electrónica, igual que su padre.
En la casa de Los Polvorines se encontraron ropas ensangrentadas, un televisor, una computadora y un DVD que les habrían robado a los Mansilla, luego de asesinarlos. También hallaron una cinta de embalar idéntica a la utilizada para inmovilizar al matrimonio. “Son todos elementos que incriminan a los tres sospechosos”, dijeron las fuentes policiales. Los vecinos de la pareja asesinada, en el Barrio Frino, de Don Torcuato, escucharon que el coche de Marcelo salió arando después de las 6 del jueves 24. La policía cree que primero se llevaron a la familia y que más tarde los homicidas volvieron a robar. El Volkswagen Polo quemado y con partes faltantes fue hallado el viernes. La rueda de auxilio del coche fue encontrada en la casa de los Fernández, dijo la policía.
Angel Fernández fue condenado en 1987 a 25 años de prisión por violación seguida de muerte. Comenzó a cumplir su condena en Olmos y la terminó en la unidad penal N 27 de Sierra Chica. Fue liberado 15 años después por la ley del dos por uno. Lo volvieron a detener por tenencia de arma de guerra. Fue alojado en la Unidad Nº 35 de Magdalena hasta que el 2 de julio de 2007 el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 3 de San Martín le otorgó el arresto domiciliario con la tobillera electrónica. “Si se lo dieron es porque estaría enfermo o por buena conducta, aunque es extraño que se lo apliquen a presos con antecedentes por homicidio y violación”, señaló una fuente policial.
La hermana de Ángel Fernández, Marcela, dio a la prensa otra versión. “Creo que todo esto es por culpa de Estela, la esposa de mi hermano. A él le llenó la cabeza, le dijo que Sandra y su marido habían declarado en su contra. Lo hizo porque Sandra, que era conocida de Ángel, le iba a contar a él que su mujer lo engañaba con varios hombres, entre los que estaría mi sobrino, mientras él estaba en la cárcel. Si Ángel lo hizo, que lo pague. No lo creía capaz de llegar a esto, pero me llamó la atención ver el auto del matrimonio asesinado en la puerta de su casa”.
Para la policía la venganza tuvo otro motivo. Un robo en una quinta de José C. Paz, supuestamente protagonizado por Fernández padre y que tuvo a Marcelo y Sandra como testigos. “Cuando salga los mato”, juró. La pareja de laburantes prometió denunciarlo igual. Desde ese día la muerte los estaba esperando.
Conmoción en Los Cardales
Hallan muertos a los hijos de la pareja asesinada
Agustín, de 11 años, y Milagros, de 8, fueron encontrados maniatados esta madrugada en un descampado ubicado en el kilómetro 66 de la Panamericana
Sábado 2 de agosto de 2008 08:37
Agustín y Milagros Mansilla, los hijos de la pareja asesinada el miércoles de la semana pasada en los Cardales, fueron encontrados maniatados esta madrugada en un descampado ubicado en el kilómetro 66 de la Panamericana.
Efectivos de la Policía Científica, de Caballería y de la Departamental Zárate-Campana habían suspendido hasta esta mañana los rastrillajes iniciados ayer en los alrededores de la autopista entre los kilómetros 58 y 60, tras la entrega a la policía y confesión del tercer sospechoso del crimen del matrimonio, quien había asegurado que los niños buscados también habían sido asesinados, informaron fuentes de la investigación.
Cristian Fernández reconoció ayer el doble crimen de Marcelo Mansilla y, de su esposa, Sandra Rabago, así como también la de los hijos de la pareja. Hasta ayer, Fernández se encontraba prófugo, luego de haber escapado de su vivienda situada en la localidad bonaerense de Los Polvorines.
Según los voceros, el sospechoso se declaró inocente y reveló que en su casa escuchó que a Agustín, de 11 años, y Milagros, de 8, los mataron por "bronca personal" y que "los tiraron un poco antes" de donde fueron hallados los cadáveres de sus padres, a la vera de la Ruta Panamericana en el partido de Campana.
Fernández es hijo de Angel Antonio Fernández, quien ya estaba detenido junto a Jesús Osvaldo Cáceres, por el crimen del matrimonio Mansilla.
Respecto al móvil del caso, fuentes de la investigación informaron que los Mansilla habían declarado como testigos por el robo a una quinta cercana a la casa donde el matrimonio vivía en el Barrio Frino de José C. Paz e
Los investigadores llegaron ayer a la casa de los Fernández luego de escuchar a testigos que afirmaron haber visto en esa casa de la calle Velázquez 3864 de Los Polvorines, el auto Volkswagen Polo que el miércoles apareció calcinado en esa misma localidad.
La desaparición de la familia Mansilla se produjo la noche del miércoles de la semana anterior, cuando regresaron a su casa del barrio Frino, de José C. Paz, tras haber cenado en la casa de unos amigos. Los cuerpos del matrimonio fueron encontrados el martes último, cubiertos por unas frazadas, cartones y bolsas en la zona de Alto Los Cardales. Según la autopsia, ambos fueron asesinados a golpes con un hacha, entre 72 y 96 horas antes del hallazgo. La familia había denunciado su ausencia el viernes 25 de julio.
DESCUBRI QUE MI ESPOSA ME FUE INFIEL
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FLIX
tengo 15 años de casado. Desde hace como cuatro año o más las cosas no han ido bien. Mi esposa se desencanto de mi, reconozco que fui responsable de eso por mis adtitudes. Ella fue perdiendo el amor que nos unio, fue acumulando rabia, solo vio mis defectos, mis cosas buenas no las tomo más en cuenta. Al mismo tiempo consiguio un trabajo en un banco, fue escalando posiciones y desde hace como dos años tiene un puesto gerencial importante. Según los comentarios que me hacia el ambiente de trabajo era muy vanidoso, me hablaba que tal amiga o tal compañero o conocido del trabajo eran o habían sido infieles, etc.,etc. Nuestras relaciones se fueron deteriorando, a medida que paso el tiempo ella me rechazaba, cuando intentaba hacerle el amor, me ponia peros para solo abrir las piernas y nada más, intentaba besarla, acariciarla, chuparla, pero ella me apuraba y pedia que solo la penetrara, mucho menos pensar que ella me acariciara, u otra cosa, lo que me trajo muchas frustraciones pues yo intentaba hacerle el amor bien pero ella siempre me lo impedia. Yo también me ponia rabioso pero me sacaba la rabia acordandome de los tiempos que la pasabamos bien, no me dejaba llevar por esas rabias y mantuve mi amor por ella. No le fui infiel, a pesar de que necesitaba una mujer que le gustase disfrutar con migo. Tuve varios chances, pero debe ser por el amor que no lo hice. Luego el año pasado la cosa se puso peor, en el mes de agosto la vi más alejada, más rabiosa. Fui de viaje con mis hijos para la playa y unos 15 días despues de regresar la enfrente y le dije que era lo que pasaba. Me dijo que ya no tenia amor, que no quería estar con migo, etc. etc. Decidimos comenzar a separarnos, to me fui a dormir al cuarto de mi hija y dos semanas despues me fui de la casa. Pero yo siempre buscaba a los niños para llevarlos y traerlos del colegio, almorzaba en la casa, llegaba en las tardes, es decir la separación no fue del todo completa. Al momento de separarnos ella dijo que necesitaba un tiempo para ella, para saber que es lo que quería. De hecho fuimos y hablamos con un cura, ella le dijo lo mismo que a mi y el cura me dijo que si realmente la amaba, que me sacrificara y la dejara tranquila unos meses, para que pensara mejor las cosas. Así estuvimos hasta finales de enero de este año, hasta que lei un correo que ella le enviaba a una amiga donde le contaba sobre su aventura y las cosas que hacia con el tipo cuando estaban teniendo sexo. Según esa carta ya habia terminado en noviembre. El tipo es un compañero de trabajo, uno de sus empleados, 7 años menor que ella, ella tiene 36. El día antes de que la descubriera me dijo que tenía una cita con un terapeuta que le hiciera ver lo que quería, pero que si ese día tomaba la decisión se divorciaba. Luego descubri el engaño y todo cambio. Cuando la enfrente y le dije que ya lo sabía, me pidio perdon. Yo me deje llevar por el amor que siento por ella, y hasta hoy no le he dicho a nadie. Ella ahora muestra un poquito de disposición aunque sigue igual de seca. El fin de semana vamos a un reencuentro de parejas a ver como nos va. El asunto es que yo no estoy bien, estoy muy herido, jamas pense que ella me haría eso a pesar de que sabía que no estaba bien. Yo jamas la trate mal ni fui mala gente con ella, pensaba que como me paso a mi, a pesar de los malos ratos todavía conservaba algo de sentimiento por mi, pero me equivoque. Ahora no estoy seguro si lo que quiere es ganar tiempo para que yo no le diga a nadie o si realmente quiere reconciliarse. Ella me manipulo, me engaño, cuando nos separamos ya tenia dos meses acosatandose con el otro. Lo que decia de necesitar tiempo para pensar era falso, lo que quería era estar más tranquila con el amante, no solo me engaño a mi, al cura también. Cuando nos separamos mucha gente me decia "será que tiene otro", pero yo no lo creia, estaba ciego, y no sospeche. Yo le decia a ella lo que me decian y me respondia muy tajantemente que ella no tenía sangre para eso, y seguramente en elguno de esos momentos acababa de llegar de estar con el (que cara dura). Mi corazon quisiera perdonarla, pero no estoy seguro, no puedo olvidar facilmente lo que hizo, además están nuestros tres hijos, que si se enteran me imagino lo mal que la pasarían.
Mensaje editado
amigo, me duele por lo que pasas, yo estuve casi en tu misma situacion, los problemas con la esposa, pero no al grado de que me fuera infiel, es lo que me supongo hasta ahora, yo lo que haría en realidad sería separarme de ella pues no fue sincera contigo sino que quizo aprovechar la situación de que andaban mal para poder meterse con otro que ya tenía pensado hacer, porque si en realidad hubiese querido arreglar los problemas entre ustedes no hubiera tomado esa decisión tan aberrante sino que hubiera platicado contigo para arregler las cosas, acuerdate que cuando uno ama hasta en los malos momentos está con su pareja.
bueno, tu tienes la decisión final, si en realidad vulves con ella tendrías que olvidar lo que pasó entre ella y su empleado, y sobre todo, no dejar que te atormente ese pasado porque si lo vas a tener presente todo el tiempo no va funcionar tu reconciliación con ella.
en cuanto a los hijos no es pretexto para separarse, mucho menos decirles el motivo de la separación, sino que se puede hablar con ellos y decirles que el amor entre ustedes se acabo, que al final de cuentas sería la verdad, pero no desprestigiar a tu esposa con el hecho cometido, acuerdate que es la madre de tus hijos, y que es bueno tomar cada quien su camino, pero eso si que nunca los van a dejar de amar a ellos y que siempre contaran con el apoyo de sus padres en todo momento y que siempre van estar con ellos cuando lo requieran.
latino
Disculpa que agregue algo amigo, lo que te respondio la otra persona es muy correcto y sere breve, si no olvidas lo que paso no resultara te recomendaria mejor se separen por que ese tormento no te dejara ser feliz, con respescto a tus hijos no debes hablar mal de su madre por que nunca lo dejara de ser, como adultos mejor cada quien por su lado sin ofenderse y quedando de la mejor manera por el bien de los niños.
Les agradezco sus palabras, veo que coinciden en que posiblemente lo mejor sea separarse, yo no he podido tomar esa decisión por que en el fondo quisiera que mi matrimonio se arreglara, quisiera estár con ella nuevamente, porque simplemente a pesar de lo que paso, todavía la amo, pero también estoy conciente de que llegara un momento de que si ella no muestra disposición, por más que me duela, no podre seguir nadando contra la corriente. En este momento se que solo no podre salir del hueco en que estoy metido, Dios es el único que puede iluminarme y ayudarme, para no cometer errores que en un futuro pueda lamentar, nuevamente les doy las gracias por sus consejos.
Tanathos
Disculpa amigo, lo que os voy a decir, y que no concuerda,con las anteriores sugerencias, pero, los provervios por algo, son viejos. y dice, "Gallina que come huevo aun que le quemen el pico", todo lo que has citado, amen de el dolor que puedas, sentir o haber sentido, no es nada comparado, con lo que te espera, el Hombre coomo especie, Puede quizas,perdonar, pero algo es seguro, Nunca olvida, y el recuerdo ahi va estar presente para toda tu vida.
No veo la razon por la que hayas de tener consideraciones para con ella, simplemente, vete, sal de su vida, y arregla la tuya, has por ti, que nadie lo va a hacer, tus hijos??, amalos, eso sin sin dudas.
Lo que salga de esta separacion, y/o del divorcio y es cosecha suya y su responsabilidad, no te atormentes mas. ah!!, eso si, no te olvides de la parte legal, ojo, quizas este ganando tiempo, para terminarte, cuidado, y pienza bien lo que hagas que al final, el unico beneficiado o perjudicado seras tu.
Suerte
gaviota
mira amigo dice un dicho..........A ENEMIGO QUE HUYE TIENDELE UN PUENTE DE PLATA
DECAMERON
El Decamerón (Decameron, en italiano) es un libro constituido por cien cuentos, algunos de ellos novelas cortas, terminado por Giovanni Boccaccio en 1351, alrededor de tres temas: el amor, la inteligencia humana y la fortuna.
Para engarzar estas cien historias, Boccaccio estableció un marco de referencia narrativo. La obra comienza con una descripción de la peste bubónica (la epidemia de peste negra que golpeó a Florencia en 1348), lo que da motivo a que un grupo de diez jóvenes, siete mujeres y tres hombres que huyen de la plaga, se refugien en una villa en las afueras de Florencia.
Con el fin de entretenerse, cada miembro del grupo cuenta una historia por cada una de las diez noches que pasan en la villa, lo que da nombre en griego al libro: δέκα déka 'diez' y ἡμέραι hēmérai 'días'. Además, cada uno de los diez personajes se nombra jefe del grupo cada uno de los diez días alternadamente. Cada día, a excepción del primero y noveno en que los cuentos son de tema libre, uno de los jóvenes es nombrado «rey» y decide el tema sobre el que versarán los cuentos.
NOVELA 4
Un monje, caído en pecado digno de castigo gravísimo, se libra de la pena reprendiendo discretamente a su abad de aquella misma culpa .
Ya se calla Filomena, liberada de su historia, cuando Dioneo, que junto a ella estaba sentado, sin esperar de la reina otro mandato, conociendo ya por el orden comenzado que a él le tocaba tener que hablar, de tal guisa comenzó a decir:
Amorosas señoras, si he entendido bien la intención de todas, estamos aquí para complacernos a nosotros mismos novelando, y por ello, tan sólo porque contra esto no se vaya, estimo que a cada uno debe serle lícito (y así dijo nuestra reina, hace poco, que era) contar aquella historia que más crea que pueda divertir; por lo que, habiendo escuchado cómo por los buenos consejos de Giannotto de Civigní salvó su alma el judío Abraham y cómo por su prudencia defendió Melquisidech sus riquezas de las asechanzas de Saladino, sin esperar que me reprendáis, entiendo contar brevemente con qué destreza libró su cuerpo un monje de gravísimo castigo.
Hubo en Lunigiana, pueblo no muy lejano de éste, un monasterio más copioso en santidad y en monjes de lo que lo es hoy, en el que, entre otros, había un monje joven cuyo vigor y vivacidad ni los ayunos ni las vigilias podían macerar. El cual, por acaso, un día hacia el mediodía, cuando los otros monjes dormían todos, habiendo salido solo por los alrededores de su iglesia, que estaba en un lugar asaz solitario, alcanzó a ver a una jovencita harto hermosa, hija tal vez de alguno de los labradores de la comarca, que andaba por los campos cogiendo ciertas hierbas: no bien la había visto cuando fue fieramente asaltado por la concupiscencia carnal.
Por lo que, avecinándose, con ella trabó conversación y tanto anduvo de una palabra en otra que se puso de acuerdo con ella y se la llevó a su celda sin que nadie se apercibiese. Y mientras él, transportado por el excesivo deseo, menos cautamente jugueteaba con ella, sucedió que el abad, levantándose de dormir y pasando silenciosamente por delante de su celda, oyó el alboroto que hacían los dos juntos; y para conocer mejor las voces se acercó quedamente a la puerta de la celda a escuchar y claramente conoció que dentro había una mujer, y estuvo tentado a hacerse abrir; luego pensó que convendría tratar aquello de otra manera y, vuelto a su alcoba, esperó a que el monje saliera fuera. El monje, aunque con grandísimo placer y deleite estuviera ocupado con aquella joven, no dejaba sin embargo de estar temeroso y, pareciéndole haber oído algún arrastrar de pies por el dormitorio, acercó el ojo a un pequeño agujero y vio clarísimamente al abad escuchándole y comprendió muy bien que el abad había podido oír que la joven estaba en su celda. De lo que, sabiendo que de ello debía seguirle un gran castigo, se sintió desmesuradamente pesaroso; pero sin querer mostrar a la joven nada de su desazón, rápidamente imaginó muchas cosas buscando hallar alguna que le fuera salutífera. Y se le ocurrió una nueva malicia (que el fin imaginado por él consiguió certeramente) y fingiendo que le parecía haber estado bastante con aquella joven le dijo:
-Voy a salir a buscar la manera en que salgas de aquí dentro sin ser vista, y para ello quédate en silencio hasta que vuelva.
Y saliendo y cerrando la celda con llave, se fue directamente a la cámara del abad, y dándosela, tal como todos los monjes hacían cuando salían, le dijo con rostro tranquilo: -Señor, yo no pude esta mañana traer toda la leña que había cortado, y por ello, con vuestra licencia, quiero ir al bosque y traerla.
El abad, para poder informarse más plenamente de la falta cometida por él, pensando que no se había dado cuenta de que había sido visto, se alegró con tal ocasión y de buena gana tomó la llave y semejantemente le dio licencia. Y después de verlo irse empezó a pensar qué era mejor hacer: o en presencia de todos los monjes abrir la celda de aquél y hacerles ver su falta para que no hubiese ocasión de que murmurasen contra él cuando castigase al monje, o primero oír de él cómo había sido aquel asunto. Y pensando para sí que aquélla podría ser tal mujer o hija de tal hombre a quien él no quisiera hacer pasar la vergüenza de mostrarla a todos los monjes, pensó que primero vería quién era y tomaría después partido; y quedamente yendo a la celda, la abrió, entró dentro, y volvió a cerrar la puerta. La joven, viendo venir al abad, palideció toda, y temblando empezó a llorar de vergüenza. El señor abad, que le había echado la vista encima y la veía hermosa y fresca, aunque él fuese viejo, sintió súbitamente no menos abrasadores los estímulos de la carne que los había sentido su joven monje, y para sí empezó a decir:
«Bah, ¿por qué no tomar yo del placer cuanto pueda, si el desagrado y el dolor aunque no los quiera, me están esperando? Ésta es una hermosa joven, y está aquí donde nadie en el mundo lo sabe; si la puedo traer a hacer mi gusto no sé por qué no habría de hacerlo. ¿Quién va a saberlo? Nadie lo sabrá nunca, y el pecado tapado está medio perdonado. Un caso así no me sucederá tal vez nunca más. Pienso que es de sabios tomar el bien que Dios nos manda».
Y así diciendo, y habiendo del todo cambiado el propósito que allí le había llevado, acercándose más a la joven, suavemente comenzó a consolarla y a rogarle que no llorase; y de una palabra en otra yendo, llegó a manifestarle su deseo. La joven, que no era de hierro ni de diamante, con bastante facilidad se plegó a los gustos del abad: el cual, después de abrazarla y besarla muchas veces, subiéndose a la cama del monje, y en consideración tal vez del grave peso de su dignidad y la tierna edad de la joven, temiendo tal vez ofenderla con demasiada gravedad, no se puso sobre el pecho de ella sino que la puso a ella sobre su pecho y por largo espacio se solazó con ella.
El monje, que había fingido irse al bosque, habiéndose ocultado en el dormitorio, como vio al abad solo entrar en su celda, casi por completo tranquilizado, juzgó que su estratagema debía surtir efecto; y, viéndole encerrarse dentro, lo tuvo por certísimo. Y saliendo de donde estaba, calladamente fue hasta un agujero por donde lo que el abad hizo o dijo lo oyó y lo vio. Pareciéndole al abad que se había demorado bastante con la jovencita, encerrándola en la celda, se volvió a su alcoba; y luego de algún tiempo, oyendo al monje y creyendo que volvía del bosque, pensó en reprenderlo duramente y hacerlo encarcelar para poseer él solo la ganada presa; y haciéndolo llamar, duramente y con mala cara le reprendió, y mandó que lo llevaran a la cárcel. El monje prestísimamente respondió:
-Señor, yo no he estado todavía tanto en la orden de San Benito que pueda haber aprendido todas sus reglas; y vos aún no me habíais mostrado que los monjes deben acordar tanta preeminencia a las mujeres como a los ayunos y las vigilias; pero ahora que me lo habéis mostrado, os prometo, si me perdonáis esta vez, no pecar más por esto y hacer siempre como os he visto a vos. El abad, que era hombre avisado, entendió prestamente que aquél no sólo sabía su hecho sino que lo había visto, por lo que, sintiendo remordimientos de su misma culpa, se avergonzó de hacerle al monje lo que él también había merecido; y perdonándole e imponiéndole silencio sobre lo que había visto, con toda discreción sacaron a la jovencita de allí, y aún debe creerse que más veces la hicieron volver.
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