Reproductor solumedia

Tu radio en Internet Netyco Argentina
Mostrando entradas con la etiqueta INFOnews. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta INFOnews. Mostrar todas las entradas

lunes, 23 de septiembre de 2013

Las miserias del fanatismo. Por Ernesto Tenembaum

Las miserias del fanatismo

1 2 3 4 5
Info News
Info News
Info News

Entre las manifestaciones insólitas de la miseria humana en estos días se puede ver a alguna gente –entre ellos a algunos colegas– excitados y altisonantes ante la posibilidad, que perciben inminente, de demostrar que el Gobierno es inocente en las tragedias ferroviarias que sufrió la Argentina en los últimos años. El elemento central de su argumentación es que la pericia del funcionamiento de uno de los trenes en uno de los siniestros –el que menos muertes causó– determinó que los frenos funcionaban bien y, por lo tanto, el culpable habría sido el maquinista por no haberlos accionado. En el medio de esto aparece Gregorio Dalbón, abogado de algunas víctimas, para señalar que lo mismo se debe sostener respecto de la tragedia de Once. Hasta hace poco, Dalbón era más duro que nadie: pedía la comparecencia de Julio De Vido y de Cristina Fernández de Kirchner. De repente, opina que el Gobierno no tuvo nada que ver.
No es original la excitación que les genera a algunos la posibilidad de encubrir la responsabilidad oficial. Cada vez que se produce un accidente de trenes en algún lugar del mundo, algún sector de la prensa oficialista empieza a ironizar sobre aquellos que pidieron –pedimos– explicaciones al gobierno argentino por lo ocurrido aquí. El ejército de twiteros kirchneristas –algunos de ellos sin seguidores– festejan y envían mensajes ofensivos a los familiares de las víctimas.
En democracia todo se puede discutir y es natural que así sea. Los gobiernos, sus seguidores, sus periodistas, sus artistas, sus intelectuales, tienen todo el derecho del mundo de tratar de evitar responsabilidades frente a hechos que comprometen a sus líderes en la muerte de muchos ciudadanos y el dolor de muchas familias.
Pero me da que se están apresurando un poco.
En los últimos años se produjeron tres tragedias de magnitud importante en el servicio ferroviario, todas ellas en el ferrocarril Sarmiento. La que más muertos produjo fue el choque contra la estación de Once. La segunda, en términos de magnitud, fue el choque entre un tren y un colectivo que pasó una barrera que estaba alzada por la mitad en el barrio de Flores. Y la tercera, el choque de Castelar.
La única resolución novedosa que se produjo en estos días se refirió a esta última: la menor de ellas. A partir de una pericia que sostiene que los frenos funcionaban correctamente –algo que aún se resisten a creer algunos trabajadores–, el fiscal sostuvo que se debe procesar al maquinista por homicidio doloso. El juez adelantó que no cree que haya habido dolo. De cualquier modo, todo parece encaminarse, en este caso, hacia la culpabilidad del motorman.
La celebración de los que están más interesados en que zafe el Gobierno que en la resolución del caso es un tanto contradictoria. Suponiendo que el trabajador que conducía el tren quede procesado, y eso se tome como una demostración palmaria de quién es el responsable de esas muertes, entonces hay que notar que en la tragedia de Once hay una docena de procesados, entre empresarios K y funcionarios K. O sea que la misma resolución que exculparía al Gobierno en la tragedia de menores dimensiones, lo inculparía en la de mayores dimensiones. ¿O en un caso los procesamientos se toman como indiscutibles y en el otro no?
Vale agregar que en un caso hay sólo un pedido de procesamiento y en el otro los imputados fueron procesados en primera y segunda instancia y están aguardando el juicio oral.
Pero no es sólo eso lo que pasa. La verdad es que los familiares de las víctimas –el grupo mayoritario– nunca sostuvieron que los maquinistas eran inocentes en el asunto. Tampoco culpables. Lo que reclaman es que se investigue todo. Por ejemplo, la tragedia de Castelar sucedió un año después de la de Once. Si la teoría del Gobierno es que en Once también el responsable es el maquinista porque no accionó los frenos, entonces está claro que en el año que medió entre un episodio y el otro, debía extremar las medidas para evitar que otro maquinista causara una tragedia. Una de las formas consistía en instalar el sistema que se usa, por ejemplo, en subterráneos de Buenos Aires, para que el tren frene solo, cuando el motorman no lo hace en el momento adecuado. Además, no está claro cuál es la investigación que realiza la Justicia sobre el tren que recibió el impacto, que es donde se produjeron las tres muertes. ¿Esa formación estaba protegida para amortiguar los daños? ¿O era frágil, los vagones se montaron unos sobre otros y finalmente eso ocasionó daños humanos que, de otra manera, no se hubiera producido? En este último caso, las responsabilidades podrían subir desde el maquinista hacia funcionarios de otras jerarquías.
Naturalmente, no es lo mismo tener responsabilidades penales que responsabilidades políticas y eso es y será un motivo de discusión entre los jueces que deban tomar las decisiones finales. Son procesos que recién empiezan y mucha agua va a correr bajo el puente.
Lo que nadie ha desmentido, en ningún caso, es lo siguiente:
1. En los años previos al choque hubo por lo menos cinco revueltas populares de usuarios hartos de ser maltratados y de arriesgar la vida en el Sarmiento. En todas ellas, el Gobierno en lugar de reconocer lo que estaba pasando acusó y detuvo a inocentes. Altos funcionarios acusaban con su dedazo por televisión a militantes del Partido Obrero, o de Quebracho, o a Pino Solanas, o al Pollo Sobrero. En cada caso hubo inocentes detenidos que luego debieron ser liberados.
2. En los tres años previos a la tragedia hubo múltiples avisos de los organismos de control –la AGN, la CNRT– que advertían sobre incumplimientos, desvíos millonarios de fondos, condiciones deplorables de prestación del servicio y aplicaban multas, que luego el Ejecutivo perdonaba. En todos esos informes se advertía que la situación era terminal y que se estaba por producir una tragedia.
3. El periodismo hizo lo suyo. Reiteradas veces, por televisión, se mostraba lo que estaba pasando. El Gobierno no hacía nada para reparar la situación. Eran mentiras de la corpo.
4. Mientras todo esto pasaba, la Presidenta de la Nación anunciaba en campaña, junto con los empresarios que hoy están procesados, la puesta en marcha de vagones con doble piso y televisión. Parece irónico, pero era así.
5. En el auto de procesamiento, el juez describe con lujo de señales la cadena de empresas fantasmas del mismo grupo económico que se armó para derivar hacia la nada cientos de millones de pesos. Esa cadena se construyó en el 2004, apenas asumido el kirchnerismo, y cuando recién empezaba el festival de subsidios.
6. Por si faltaba algo, ahí están las declaraciones de Florencio Randazzo cuando dice: “En un año no podemos hacer lo que no se hizo en cincuenta”, “Este Gobierno hizo muchas cosas importantes pero en transporte está en falta”.
Eran tragedias anunciadas. La corrupción fue un elemento clave en ellas. Si eso alcanza para que la responsabilidad penal caiga o no sobre los funcionarios y empresarios, se verá con el tiempo.
Festejar la impunidad, hasta aquí es prematuro.
Lo que es difícil de entender es la decisión de abandonar a los familiares que ha tomado gran parte de los intelectuales, artistas y periodistas que, en otros casos, corren apurados a firmar solicitadas para defender a gente con poder. Es raro. Desde fines de los setenta hasta aquí, la sociedad argentina ha aprendido mucho de los familiares de víctimas de la dictadura, de la AMIA, de Cromañón, de Lapa, de los padres de María Soledad Morales o del soldado Carrasco o del hermano de Mariano Ferreyra. ¿Por qué no están al lado de los familiares de Once? ¿No estarían con ellos si el presidente fuera Macri? ¿Eso ocurre? ¿Se solidarizan con las víctimas sólo cuando el presunto responsable político es alguien a quien detestan y las abandonan cuando simpatizan con el Gobierno?
Si no es así, que lo expliquen porque parece bastante así.
Acompañarlos no significa acordar en todo, sino no dejarlos solos. O por lo menos tener la vergüenza de no sumarse a operaciones oficiales en su contra.
O, como afirmó María Luján Rey, la mamá de Lucas Menghini, una mujer tan conmovedora como tantas otras madres en las últimas décadas de historia argentina:
“Duele como ser humano descubrir tanta miseria. ¡La corrupción de algunos te mata un hijo y la corrupción de otros lo justifica!”

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Buscar este blog