domingo, 1 de julio de 2018
Balcarce, el Superministro, por Alejandro Borensztein, para Clarin
No puede haber reformas políticas serias sin acuerdos políticos serios.
Así es el futbol, Balcarce. Se gana y se pierde. Duele, pero pasa. Domingo chivo. La gente está golpeada. Es el momento justo para mostrar liderazgo. Para que aparezca una voz que empuje la moral empantanada hacia un porvenir de esperanza. Nos hace falta un distinto. Uno que marque la diferencia y que nos dé más volumen de juego. Es tu hora, Balcarce. Mirame bien Balcarce. ¿Estás listo? Vamos.
-Perro Balcarce, ¿Juráis por Dios Nuestro Señor y la Patria desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo de Superministro de la Nación para el que habéis sido nombrado?
-Guauu -Si así no lo hiciereis, que Dios y la Patria os lo demanden.
Ahora si, venga para acá. ¡Sit Balcarce! La vida te lleva a lugares impensados. De González Catán a Superministro. O sea, la persona (en este caso el perro) que está por debajo del Presidente y por encima del señor Peñaquintanalopetegui. Llegaste. Ahora analicemos el contexto.
La cosa no está nada fácil pero tampoco podemos decir que se nos quemó el pollo en el horno y hay que pedir una pizza.
Por si te habías olvidado, el domingo 22 de abril, hace solo 8 semanas, te dije textualmente: “Balcarce, hoy todo indica que en 2019 seguís viaje sin problemas. ¿Pero que pasaría si de repente no afloja la inflación, se te disparan los números y se llega a mancar el crecimiento? Ni te cuento si afuera cierran la canilla y nos quedamos sin crédito.” Podía pasar y pasó, Balcarce. ¿Adónde vas? Pará, volvé. Recién asumiste, no te escapes. Tranquilo. Van quince del segundo tiempo, ibas 2 a 0 arriba y se te pusieron 2 a 1. Alguna vez, Bilardo explicó que el 2 a 0 es el peor resultado, porque te hacen uno y te pegas un julepe de novela. Pero en realidad, todavía seguís ganando.
Por eso ahora el gobierno necesita un buen perro. Así es la política. A estos le faltan perros y al gobierno anterior le sobraban. De hecho, eran una jauría desopilante.
Venimos con una situación basada en los famosos tres pilares de siempre: 1. Bajar inflación y mantener crecimiento suave y constante (todo esto lo vamos a tener que dejar para otra oportunidad).
2. Financiamiento externo para bancar el proceso gradual sin demasiados heridos (acá estaríamos zafando porque el FMI le tiene más fe a la Argentina que los propios argentinos).
3. Que enfrente siga estando Cristina o algún impresentable equivalente (eso por ahora está firme como una roca).
Dado el nuevo escenario Balcarce, la pregunta del millón es: ¿Querés realmente cambiar la Argentina o querés asegurarte las elecciones de 2019? ¿A qué le vas a poner más fichas?
En realidad, se podría aspirar a ambas cosas a la vez, pero esto requiere de muchísimo equilibrio y sabiduría. Y para eso entraste a la cancha, Balcarce.
Preparate porque a partir de ahora, desde adentro de Cambiemos, te van a tironear dos grupos bien distintos: Grupo A: “Aunque duela, hagamos lo que hay que hacer y no jodamos más”.
Grupo B: “Che, nos dieron 50.000 palos verdes. No vamos a ser tan boludos de poner en riesgo el triunfo de 2019. Repartamos y después que ganamos vemos, ¿no?” A mí me da la impresión que tu Presidente está identificado con el Grupo A pero lo psicopatean desde el Grupo B. Me imagino que le dicen al oído: “Ojo Mauricio, no sea cosa que nosotros terminemos haciendo el trabajo sucio, después nos ganen los peronistas y les dejemos un país ordenadito para que hagan lo que se les de la gana. No seamos giles”.
Del lado del Grupo A, el discurso debe ser todo lo contrario. Como se dice en el fútbol: “Mauricio, morí con la tuya”.
Vos tenés que jugar más tirado hacia el Grupo A sin dejar de mirar al Grupo B. Pivotear. Tirar la diagonal. Si equilibrás bien el medio campo, podés contentar a los dos grupos.
Cuando uno analiza la historia, Macri en Boca se mantuvo firme en la suya, inclusive cuando todos lo puteaban.
En 2015, cuando todo el Círculo Rojo le exigía que se juntara con Massa, el tipo eligió morir en la de él.
Creo que rechazar a Massa no fue una especulación política electoral de Durán Barba y Marcos Peña como todo el mundo cree, sino una decisión personal de Macri mucho más profunda y humana. Entendió que era más saludable arriesgarse a perder sólo que intentar ganar mal acompañado. O sea, “morí con la tuya”. Tampoco se equivocó.
Esta vez la decisión es más difícil porque lo que está en juego es mucho más grande. ¿Me seguís, Balcarce?
Hay que hacer los deberes para que la macroeconomía se encamine y todos recuperemos la confianza. Y la confianza se recupera si el mensaje sale de la política en su conjunto y no solamente desde el gobierno.
Y acá es donde, una vez más, sos vos Balcarce el que los debe guiar. Es el momento de poner en marcha lo que tantas veces reclamaste, tu obsesión: un gran acuerdo político para repartir las cargas de la puesta en caja de la economía. O sea, economía y política alineados.
Para eso, el gobierno, la oposición, los empresarios y los sindicatos deberán bajarse un poquito los calzones. Es eso o arriesgarse a perderlo todo, que es lo que ya eligió hacer el kirchnerismo y por ahora, a juzgar por los resultados, no les ha servido para nada.
No te me distraigas Balcarce. Seguime. No hay reformas políticas serias sin acuerdos políticos serios. Y sin reformas no hay República. Sólo una disparatada jauría de kirchneristas explicando que Maduro es una víctima del imperialismo y gritando en el Patio de la Palmeras “…ni yanquis ni marxistas…etc. etc. etc”. Hasta que aparece Cristina y dice: “bueno chicos, vamos todos a casa que en un rato empieza Bonanza. Yo me voy a descansar a El Calafate y a mirar Sábados Circulares de Mancera”.
Pichetto, que ya se avivó de todo esto, le tiró al gobierno un centro con rosca de esos que sólo Román sabía tirar. Además, si los gobernadores e intendentes peronistas pretenden mantener controlados sus territorios, también están obligados a acordar si no quieren que un incendio les chamusque sus propios asados. Y encima, los vuelva a engrampar la hotelera exitosa.
Ellos también tienen su propio Grupo A (cuidemos esto porque nos llevan puesto a todos) y Grupo B (hay que romper al gobierno como sea y después vemos).
¿Quien tiene la sabiduría como para encontrar el punto justo en todo este juego? No me mires con esa cara Balcarce. Sos vos, no hay otro.
¿Como lo vas a lograr? Tenés que tener un plan claro, bien definido. Sin improvisar nada y sin perder la calma. Bloqueame a ese Sampaoli que todos llevamos adentro.
Ahora te van a venir a chamuyar los sabelotodo. La típica. Los que creen que todo es fácil. Los que dicen “un Mundial son sólo siete partidos” sin aclarar que habitualmente, entre esos siete, te toca jugar contra Brasil o Alemania o Italia o Francia o Inglaterra o todos esos juntos. Y que además, para los contrarios, también son sólo siete partidos.
En política pasa lo mismo. Ahora vienen los nuevos amigos, los que creen que saben y los del Círculo Rojo. Todos te van a decir que tenés que reactivar las economías regionales, incentivar a las Pymes, impulsar las exportaciones para que entren divisas, generar empleo y bajar el gasto del Estado haciéndolo más eficiente. Mirá vos, no se me había ocurrido.
Lo que nadie pudo hacer en tantas décadas, vienen y te la explican como si vos fueras un boludo.
Y después, cuando las cosas no salen, te la rematan con el famoso “acá hay un problema de comunicación” como si la gente fuese estúpida y no entendiese lo que pasa.
Balcarce, vos dale para adelante. El único secreto es el esfuerzo. Transpirar la camiseta. Quedémonos con el legado del gran Mascherano, lo mejor de la Selección en los últimos años:
Balcarce, hoy te convertís en héroe.
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