Las palabras
¡Viva la Pepa!
Si algo no me gusta, no lo veo y, si no lo veo, no existe.
De esa manera, podría resumirse la aceitada estrategia kirchnerista para eliminar los problemas que ponen en jaque la década ganada.
La noticia de que no habrá aplazos en las escuelas bonaerenses, que la nota más baja será 4 y que los chicos podrán llevarse materias previas con el fin de no estigmatizarlos es la forma hallada para ocultar que no aprenden, que no reciben estímulos y que la educación dejó de ser una prioridad en la Argentina.
Con la inseguridad pasó lo mismo. Para tapar la creciente ola de delitos violentos, se suprimió la difusión de las estadísticas criminales. El enfermo niega la enfermedad, pero eso no lo convierte en sano.
Otro ejemplo es la inflación. Como no pudieron combatirla, primero desguazaron el Indec, lo vaciaron de contenido y, después, le cambiaron la manera de calcular para que, en definitiva, no calcule.
La pobreza y la indigencia han sido erradicadas, según el discurso oficial. ¿Y las villas, que no paran de crecer hacia los costados y hacia arriba? Resulta que serían el fruto del nuevo ascenso social y de la necesidad de los marginados por el sistema de tener más a mano las pocas changas que les surgen y más cerca los cines de Recoleta, en el caso de los que construyeron su penthouse en el megaasentamiento de Retiro.
En lugar de admitir que subió el desempleo, dicen que lo que hay es más gente que deja de buscar trabajo. Lo cierto es que no lo hacen de llenos, sino decepcionados porque nadie los toma.
Así como la Argentina se sometió a la jurisdicción norteamericana para dirimir cualquier entuerto con los fondos buitre y ahora la desconoce, del mismo modo los cultores del olvido selectivo se sacudieron con asco el fracaso de nuestros adolescentes en las pruebas PISA después de haberse anotado para competir en ellas.
"No debemos pensarlo como un viva la Pepa", dijo el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, respecto del nuevo y forzado debilitamiento de las exigencias escolares bonaerenses.
No. Un viva la Pepa no. Más bien una remixada versión de "El reino del revés", de María Elena Walsh, donde "un ladrón es vigilante y otro es juez, y donde dos y dos son tres".ß
"No pensemos esto como un viva la Pepa."
(Del ministro Sileoni, sobre los cambios educativos bonaerenses.).