Por : Pedro Vargas desde Venezuela
Amenaza: Es la percepción que el Estado tiene de las acciones reales o potenciales que otro país o un actor interno tiene capacidad o intención de realizar tanto para impresionar como para imponer sus voluntad en el caso de que una crisis escale hasta llegar a un conflicto.
Por extensión, es usual aplicar el término en casi todos los campos y áreas del poder así como en las instituciones, organizaciones, familias y personas.
En una sociedad compleja la comunidad política depende pues, de la fuerzas de sus organizaciones y procedimientos políticos. A su vez esa fuerza está subordinada a la fuerza del apoyo con que cuentan unos y otros y a su nivel de institucionalización.
En la medida que las organizaciones y sus procedimientos políticos engloban a las actividades de la sociedad, su alcance será de alto, mediano o bajo impacto.
La institucionalización es el proceso por el cual adquieren valor y estabilidad las organizaciones y sus procedimientos.
Y se podría definir el nivel de institucionalización de cualquier sistema político por la adaptabilidad, complejidad, autonomía y coherencia de sus organizaciones y procedimientos. Esto quiere decir entonces, que cualquier hecho o evento, que pueda producir un cambio o alterar su ritmo, en alguna de estas variables, incide directamente en el sistema político.
Esta relación es bidireccional, es decir, si hay una amenaza en el sistema político, hay una amenaza en las instituciones y viceversa. En Venezuela existen organizaciones, dentro de las instituciones, que por no tener claro el concepto de lo que significa institucionalidad y lo que ella implica en la relación del individuo con la misma, afectan el bienestar general de la institución y de la sociedad.
Violencia: Acto de fuerza orientado a la desorganización, desestabilización, destrucción o daño físico o moral hacia algo o alguien. Su objetivo final es lograr, mediante la presión y la coacción o el pánico lo que no se puede obtener con el convencimiento, la razón ni los instrumentos jurídicos existentes.
Bajo este concepto es importante reseñar lo que registra el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social en su balance de la violencia en el entorno laboral sindical.
En el año 2012, se registraron 77 asesinatos de trabajadores o sindicalistas, principalmente en el sector de la construcción.
Este tipo de violencia se enmarca en un contexto de suma conflictividad laboral, destacando que el 41% de las protestas reportadas en ese año fueron por exigencias laborales.
Y para 2013, el mismo Observatorio registró solamente en el mes de febrero, al menos 297 protestas. 8% más que en el mes de enero.
El 36% de las exigencias se orientaron hacia los derechos laborales, 28% por vivienda digna; 33% en demandas por derechos de personas privadas de libertad, seguridad ciudadana, participación política, derecho a la justicia y 3 % en exigencias educativas.
En este mes destacan los conflictos laborales en las Industrias Básicas venezolana que van desde paralizaciones, concentraciones, cierres de calle y asambleas. Estas acciones, son las modalidades de protesta que más se observaron para exigir pago de deudas y salarios.
Un caso emblemático lo registran Bauxilum, Venalum y Carbonorca, donde los conflictos laborales existentes afectan a más de 10 mil trabajadores que no han recibido el pago de sus quincenas, demanda que se extiende en menor intensidad en otras regiones del país.
Otro fenómeno destacado es el enfrentamiento entre sindicatos de la construcción, cifras de la federación señalan que en 2012 hubo 80 fallecidos y desde 2001, fecha de inicio del fenómeno, a la presente fecha han ocurrido 1.000 asesinatos.
Realidades
Lo anteriormente expuesto se evidencia en dos hechos ocurridos en diferentes regiones del país.
En Carora, estado Lara, una comisión de alto nivel de la Policía Científica, desactivó un grupo delictivo integrado por ciudadanos chinos, quienes se dedicaban a investigar a sus propios paisanos radicados en distintas ciudades de Venezuela, y a cambio de no matarlos o arremeter contra sus parientes en Cantón, Sur de China, los extorsionaban.
El modus operandi resultó efectivo durante casi tres años, hasta que el CICPC, logra su captura, cuando exigían 120 mil dólares a un comerciante. La mafia, operaba en Venezuela y Argentina, debido a que en estos dos países se encuentran las comunidades chinas más grandes de Suramérica.
En el estado Bolívar, funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) desmantelaron una red de tráfico de asiáticos que operaba en Ciudad Guayana. En el procedimiento también se halló material con el que falsificaban documentos de identidad para que ciudadanos chinos ingresaran al territorio nacional.
Durante la inspección se encontraron materiales pertenecientes al Servicio Administrativo Identificación, Migración y Extranjería (SAIME) con los que falsificaban cédula de identidad, pasaporte, cartas de residencia y naturalización por un valor entre 10 mil y 30 mil bolívares.
Se ha informado que pandillas chinas en Venezuela roban mercancía para revenderla a comerciantes chinos en su red de protección.
Las muertes de 2 dirigentes e igual número de obreros afiliados a sindicatos de la construcción del estado Bolívar ocurridas el sábado 20 y lunes 22 de abril, es una muestra del recrudecimiento de la violencia sindical que costó la vida a 36 trabajadores en lo que va de 2013.
Prospectiva
Una vez expuesto lo anterior, se evidencia los nuevos modos del crimen organizado y su penetración en las regiones venezolanas bajo diferentes modalidades, no tradicionales e impensables en otros tiempos.
Esto no solo está ocurriendo en nuestro país, sino en el mundo en general.
¿Pero qué pasa en Venezuela?
Nuestra privilegiada ubicación geográfica, así como nuestras riquezas y flexibilidad del sistema legal, ha hecho bastante complicado combatir no sólo la delincuencia interna, sino al crimen organizado nacional e internacional, así como a los grupos terroristas, quienes han vislumbrado a Venezuela como mercado idóneo y puente perfecto de sus actividades irregulares.
Visto de esta manera, cambia la proyección de las profesiones de quienes trabajan en seguridad y prevención. ¿Por qué?
Ante las amenazas latentes y las nuevas modalidades vistas en la Convergencia, hay que en primer lugar ubicarnos en lo que es la Institucionalidad y la Identidad que con la misma, deben tener sus integrantes a objeto de fortalecer su pre ponderación dentro de la sociedad, por ende de la región y contribuir así al bienestar en general.
Otro punto prospectivo debe ser realizar análisis y monitoreo permanente del entorno, cuyos resultados servirán como referentes a la hora de las investigaciones pertinentes en caso de cualquier hecho irregular y donde nuestra actividad se vea involucrada.
Antes estas nuevas formas de violencia, no hay casualidades, ni accidentes fortuitos, salvo los causados por la naturaleza.