Cambalache
Diversidad controlada
Vivimos rodeados de intolerancia, no aceptación de diferencias e irritaciones permanentes. La contradicción es la ley general de conductas humanas que provienen de culturas muchas veces llenas de preceptos arcaicos que no condicen con un mínimo sentido común. Viejos refranes populares y verdades absolutas que chocan frecuentemente contra la racionalidad son coordenadas habituales para nuestros comportamientos. "Hay gustos que merecen palos", decían los jovatos de mi época, y uno razonaba pensando en voz muy baja: "¿Entrarán mis gustos en los merecedores de una golpiza social?". Y siendo joven y algo rebelde la respuesta parecía lógicamente afirmativa. ¿Sería posible que el palo fuera la contestación a la diversidad? La realidad nos demostraba con mucha frecuencia a los jóvenes de los años 60 que nuestras películas preferidas y admiradas eran objeto de cortes y prohibiciones, que nuestras formas de vestir, bailar o caminar no estaban bien vistas y que cualquier protesta o discusión sobre la política imperante y aceptada como palabra santa era merecedor de rechazo y persecución (palos incluidos), cuando no de prisión. La Constitución decía otra cosa, pero como no se la aplicaba con real continuidad y databa de cien años atrás era interpretada en contextos que poco y nada tenían que ver con la evolución histórica.
Lo peor del caso era que a través del tiempo y bajo gobiernos de distinta índole (dictaduras militares, peronismo, radicalismo y variantes más o menos ortodoxas de esas doctrinas) siempre se nos hablaba de la patria grande sin exclusiones, con libertades de culto y abierta a todos los hombres del mundo; y en la práctica, subterráneamente, en voz baja y con cara de yo no fui, el gallego, judío, tano, negro, cabecita o cualquier otra etnia, con el agregado de mierda, era la moneda corriente clasificatoria al prójimo practicada por personas con apellidos como Pérez, Goldman y Achinelli, y con pieles blancas, mate o marrón subido de tono. Claro que no éramos de los más racistas del mundo, que no llegábamos ni ahí a las discriminaciones de otros lugares y que en un momento grave de los enfrentamientos políticos y raciales fuimos territorio de acogida de muchísimos perseguidos de muy distintos orígenes que encontraron en nuestro país las posibilidades para recomenzar una nueva vida y formar nuevos grupos familiares, pero aún así no pudimos evitar el resquemor, la sospecha y cierto miedo mezclado con desprecio por el diverso.
Las idas y vueltas de la historia mundial, las nuevas guerras , los nuevos conflictos o el reverdecimiento de antiquísimas peleas de pueblos antagónicos fogoneadas por lobbies con olor a petróleo, posiciones geográficas estratégicas, ambición de poder, revanchas del pasado, invasiones de poderosos hacia débiles que, de pronto, cambiaban de roles pasando de subdesarrollados a nuevos ricos por obra y gracia de las armas y los hidrocarburos, fueron entre otros muchos los factores que determinaron cambios que, sin prisa y sin pausa, se fueron operando en nuestras realidades.
¿Quién podía predecir que tras la caída del Muro de Berlín y el desmantelamiento de la ex Unión Soviética, decenas de repúblicas iban a comenzar con luchas sin cuartel que incluían las diferencias milenarias entre musulmanes y cristianos, Oriente y Occidente, progresismos y fundamentalismos?
Éxodos obligados pero no deseados, desarraigos peligrosos, la no pertenencia a ningún país y la búsqueda desesperada de una vida mejor a cualquier precio producen corrientes emigratorias que no son tan bienvenidas como las del siglo XX. La sospecha y el odio hacia el extranjero va tomando giros peligrosos en Europa y Estados Unidos con trágicos atentados tristemente célebres, y las crisis laborales de todo el tercer mundo hacen que una masa importante de personas busquen superar el problema de todas las maneras posibles. Hay que estar atentos, pero siempre desde lo positivo y jamás desde el oscuro abismo del odio. No es odiando al diverso por origen, raza o color como se puede enfrentar un problema. Eso sólo trae más problemas..