El tiempo...
A
medida que crecemos, aprendemos que incluso la persona que se suponía
que nunca nos decepcionaría, probablemente lo haga. Aprendemos que,
inevitablemente, en algún momento tendremos roto el corazón y que,
aunque no lo pretendamos, nosotros romperemos el corazón de alguien más.
Y gritaremos, al percatarnos de que el tiempo pasa volando. Así que
toma muchas fotos, ríe todo cuanto puedas, perdona libremente y ama como
si nunca te hubieran herido. La vida viene sin garantías, sin tiempos
de espera. Hay segundas oportunidades, pero para acceder a ellas debemos
de comprender plenamente el porqué malogramos la primera.
Tenemos que vivir la vida al máximo, y encontrar en ella un significado
propio. Y amar, claro. Y el amor, claro. Decirle a alguien cuánto y
cuánto lo quieres. Bailar junto a él o junto a ella bajo la lluvia,
besaros, mantener su mano estrechada, hablar sin fin... Quedaros
dormidos viendo salir el sol o, simplemente, trasnochar hasta muy tarde y
reír contándoos tonterías hasta que os duela la cara.
No
tengas miedo de correr riesgos; la vida es aquí o nunca, por lo que más
nos vale aventurarnos y no dejar nada pendiente para futuras vidas...
que yo apostaría a que no veremos. Vive el momento, porque cada segundo
que no vives, lo pierdes y por más que los busques, no volverá a tu
reloj. ¿O crees que sí?