"La memoria es una gran traidora"
Autor: Anais Nin ¿Crees
que la memoria funciona como una videocámara que graba fielmente todas
nuestras vivencias, de tal forma que siempre podemos volver a 'verlas' y
'oírlas' de manera precisa? Si has respondido afirmativamente, tu
contestación coincide con la que dio el 63% de las personas que
participó en un estudio realizado en Estados Unidos por los psicólogos Daniel Simons y Christopher Chabris, sobre los mitos de la memoria. La respuesta correcta es NO.
Resulta
aterrador asumir que nuestra memoria es una gran traidora, que modela
los acontecimientos vividos sin atenerse fielmente a la realidad de lo
que pasó y los distorsiona y adecua en razón a intereses confesos o
inconfesables.
No recordamos los sucesos tal y como
ocurrieron, sino del modo en que nos explicamos a nosotros mismos que
sucedieron o en la forma en que otras personas nos los explicaron. Y es que la memoria es altamente susceptible de ser alterada por influencia, según han demostrado diferentes investigaciones.
La memoria no es infalible. No es, por
tanto, una grabación fiel de los acontecimientos vividos, sino un
proceso dinámico. Tratar de recordar una experiencia requiere construir,
ya que no hay ni un solo lugar concreto en el cerebro para la memoria.
No disponemos de un sistema de elaboración,
almacenamiento y registro preciso de cuanto experimentamos. Lo que
hacemos es conceder más énfasis a aquellos elementos que nos parecen más
importantes, haciendo caso omiso de otros detalles. En resumen, nuestro cerebro realiza un ejercicio de reconstrucción, no de reproducción.
Por otra parte, los sujetos que están
totalmente convencidos de la reconstrucción del pasado que les dicta su
mente, no tienen por qué ser más dueños de la verdad que aquellos que se
muestran más dubitativos respecto a sus vivencias. El “estoy
completamente seguro” vinculado a la memoria, no tiene más posibilidades
de ser cierto que el “me parece que fue así.”
¿Y una vez que se ha formado ya un recuerdo
firme sobre un evento, esa evocación no cambiará ya nunca? Por lo
visto, sí que puede modificarse, y resulta sorprendente cuánto. De
hecho, se ha comprobado que esa transformación depende en gran medida de
las experiencias que vivamos posteriormente.
El convencimiento de que nuestra memoria es
más completa, certera y fiable de lo que realmente es, se debe a que
solo en muy contadas ocasiones tenemos pruebas que contradigan esa
seguridad. Nuestros recuerdos son tan 'reales' y detallados que nos
resulta imposible concebir que puedan estar distorsionados o, incluso,
resulten falsos... pero sí.
Moraleja: Ten cuidado con tus recuerdos, pueden no ser tuyos y pueden no ser ciertos.
Reflexión
final: "Todos los días son aniversarios que una memoria infiel no
conmemora: aniversarios de lejanas dichas, de sueños, de inquietudes y
de auroras." (César Brañas)