"No me gusta ese hombre. Tengo que conocerlo mejor"
Autor: Abraham Lincoln En psicología se llama ‘Efecto de primacía’ a la capacidad que posee una primera impresión de generar en la mente una idea permanente.
¿Recuerdas lo importante que fue la primera impresión que tuviste al conocer a tal o cual persona? Probablemente,
no te sorprendas si te descubro que, en la mayoría de los casos,
aquella primera impresión fue determinante en la relación posterior,
para bien o para mal. No sé si legítimo, pero si natural, es que
aceptemos conscientemente, en mayor o menor medida, la influencia de esa
crítica primera impresión en nuestra percepción futura de las personas y
en nuestra forma de relacionarnos con ellas.
La tesis del ‘Efecto de primacía’ responde a un estudio del psicólogo estadounidense Solomon Asch , que viene a demostrar que empleamos
la primera impresión para juzgar a una persona, de manera independiente
al paso del tiempo y al conocimiento más profundo que vayamos
acumulando de ella. O dicho de otra forma; aunque las siguientes impresiones sean contradictorias, tendemos a guiarnos por la primera.
La capacidad de atención parece tener mucho
que ver con este efecto. Cuando acabamos de conocer a alguien, nuestros
sentidos están alerta y es cuando nos formamos el primer juicio sobre
esa persona. Después, una vez establecido un juicio, la atención se
relaja y se vuelve refractaria a nuevos estímulos. Por tanto, cuando un
nuevo actor entra en nuestra vida, nuestro sistema está en alerta en
previsión de amenazas. Esa sensación de posible amenaza estimula las
emociones, tanto positivas como negativas, y hace que ese recuerdo
solidifique.
Las primeras impresiones, ya vemos, son
capitales. Es muy común oír a la gente hablar acerca de la importancia
de dar una buena primera impresión, ya que ese primer momento, por
injusto que parezca, determinará en gran medida nuestra probabilidad de
conseguir lo que necesitamos de otras personas.
El impacto generado por las primeras
veces se explica por la potencia con que las imágenes de los inicios
quedan grabadas en nuestra mente, siendo más fáciles de visualizar
que otras posteriores. Por eso, la escena del primer beso se recuerda
vívidamente, aunque no haya sido el mejor.
Solomon Asch experimento también con las
palabras y cómo estas y su posición, determinan nuestra opinión. Cuando
los adjetivos que describen a una persona se presentan en secuencia, los
primeros adjetivos tienen más impacto que los posteriores.
A modo de resumen, podríamos decir que para
el 'Efecto de primacía' la primera impresión es la que cuenta. Que,
generalmente, hacemos juicios de valor o sacamos conclusiones con muy
pocas evidencias, debido a que tendemos a prestar más atención a las
primeras informaciones que a las presentadas en último lugar. Que las
primeras informaciones generan la activación de un esquema sobre la otra
persona. Así, las informaciones sucesivas son interpretadas según el
esquema previo. Y, por fin, que nuestros propios modelos mentales y
valores actúan como filtros de información, que hacen que veamos lo que
queremos ver y escuchemos lo que queremos escuchar.
A mí me parece que esta capacidad de
pensar, sin pensar. De tomar decisiones rápidas sobre las situaciones y
las personas en un "abrir y cerrar de ojos", resulta escasamente
científica para las importantes implicaciones que tiene en nuestras
vidas. Creemos de forma ciega en nuestra intuición y hay veces (muchas)
que nos equivocamos. Al menos, la próxima vez que reconozcas un error de
juicio, ya tendrás a quien echarle la culpa: ‘Efecto de primacía’.
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