¿Busto o cola?: La gran pregunta que divide a los hombres
Objeto
de deseo y discusión, las bondades del cuerpo de la mujer separan las
aguas en cuanto al gusto del género masculino definiendo su
personalidad. Y tú, ¿qué opinas?
Tuve
la fortuna de trabajar seis años bajo el alero del recientemente
fallecido Diozel Pérez Vergara, mentor de uno de los diarios más
populares de Chile. Aunque el hombre era poco dado a compartir con los
periodistas, especialmente los más jóvenes, siempre tuvo espacio y
tiempo para transmitir sus reflexiones.
Fue
así que una vez escuché de su propia boca una sentencia sociológica que
hasta el día de hoy tiene mucho sentido. Incluso da hasta para un
análisis psicoanalítico que deriva en lo edípico, pues tiene que ver con
la estructuración de la personalidad y en la orientación del deseo
masculino.
Christina Hendricks
Según Diozel, el también llamado Doctor Cariño
-para los que dudan de su idoneidad como experto opinólogo del tema-
quienes gustaban del busto eran a nivel subconsciente “mamones”. Es
decir, hombres sin personalidad mandados por su pareja, incapaces de
tomar una decisión propia, obedientes, sometidos, y sumisos. En rigor
popular o con el sarcasmo a flor de labios: macabeos o pollerudos.
Jennifer López
Obviamente
la definición tenía mucho de su ley. Es sabido que los hombres
oscilamos entre esos dos perfiles, de acuerdo a la relación y al gusto
por la mujer de turno con distintos grados y matices. Como dijo
Einstein: “Nada es absoluto, todo es relativo”, más aún en materia de
deseo y sexualidad.
En todo caso, a mi
modo de ver las cosas y por las distintas visiones que he recabado, el
Doctor Cariño tenía mucho de razón, porque desde el inicio de los
tiempos que los hombres nos hemos enfrentado a esa disyuntiva.
Sin ir más lejos Caín y Abel son
el punto de partida de una larga lista de desencuentros frente a la
cola y el busto, pues mientras el pastor de ovejas era más cercano al
pecho de su madre Eva, Caín lo miraba con desdén hasta que cometió el
primer parricidio que el mundo cristiano recuerde.
Sin
embargo, el otro lado de la moneda lo aportan algunos teóricos de la
sexualidad que convienen en que los hombres que prefieren el busto son
más creativos y divertidos que los que prefieren la cola, que son
calificados de monotemáticos, obsesivos y predecibles, carentes de
recursos. “Una lata en la cama”, dirían las mujeres.
En
fin, sin pretender teorizar, crear una corriente sexológica o generar
una escandalosa discusión acerca del cuerpo femenino y sus encantos, la
pregunta está ahora en su propio campo de batalla: ¿Y tú qué prefieres:
el busto o la cola?
Con altura de miras, claro está.