El sueño nace en nuestro más
profundo interior, se transforma en proyecto al poner la intención
en él, y se convierte en realidad desde el primer momento en que
pasas a la acción... pasear por él, disfrutando de cada paso dado,
estando presente y con atención plena... así saboreamos nuestros
sueños.
¿Quién no ha tenido alguna
vez un sueño?
Quizás escribir un libro,
abrir un negocio propio, tocar las propias melodias ante un
público... Sí, quizás todo esto suene más bien a proyectos, y lo
son cuando pones la intención para realizarlos, pero todos empiezan
en un sueño, ese instante mágico en el que el corazón te habla y
la mente lo traduce en imágenes y colores.
Ese instante en el que se
siente un sabor dulce que relaja todo el cuerpo, dibuja una sonrisa
en el rostro y le da ese especial brillo a la mirada.
Cada vez que visualizamos
nuestros sueños nos queda ese gustito dulce en el corazón...
después nos viene el ataque de “realismo” con excusas y
autosabotaje incluidos y volvemos a nuestros quehaceres cotidianos
hasta la siguiente vez que de nuevo nos asalten nuestros sueños, lo
que ocurrirá repetidamente puesto que quien nos habla es nuestra
intuición.
Pero... ¿más que probar
un dulce repetidamente y luego dejarlo, no es mejor saborearlo?
Y con saborearlo no me refiero
a alcanzar o conseguir nuestro particular sueño. Esto seria más
bien llegar a una meta, y en nuestros sueños el fin no debe ser la
meta. El fin es el proceso en sí mismo.
Se saborean los sueños
mientras trabajas en ellos, mientras van tomando forma... es así
como se materializan y van entrando a formar parte de nuestra
realidad, paseando por ellos, disfrutando de cada paso dado, estando
presente y con atención plena.
El sueño nace en nuestro más
profundo interior, se transforma en proyecto cuando pones la
intención en él y se convierte en realidad desde el primer momento
en que pasas a la acción. Sin expectativas, dudas o angustias que
nos creamos nosotros mismos proyectando en un futuro el deseo de un
resultado, un futuro del cual lo único que sabemos con seguridad es
que es incierto. Así sólo conseguimos apartarnos del camino.
Sólo hay que estar presente
en nuestro sueño, Siendo nuestro sueño, viviéndolo en el
ahora mientras lo estamos realizando. Ese es el auténtico éxito de
realizarlo. El resultado final, sea cual sea, será un regalo del
Universo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario