Hace muchos años, cuenta una leyenda, que existió un hombre de negocios que durante muchos años ganó mucho dinero, pero al que un día la avaricia le llevó a su perdición.
Se dice que no contento con todo lo que tenía, que era mucho, una noche de un triste día de invierno visitó al mago del bosque conocido por obrar todo tipo de milagros y le comentó su problema:
- Ilustrísimo mago, últimamente tengo un problema que me quita el sueño.
- ¿Qué problema es ese?, contestó el mago.
- Últimamente, me estoy dedicando al negocio de la usura, prestando dinero a gente con dificultades para comprar casa a un precio superior al que se lo dejarían en cualquier otro sitio.
- Es un negocio arriesgado. ¿Has pensado en la posibilidad de que no te lo puedan devolver?
- Sí pero en ese caso como los precios de las casas están subiendo mucho, y éstas son la garantía del pago, en el caso de que no paguen, los hecho de sus casas y las vendo a otro a un precio más caro. Con lo cual siempre gano.
- Entonces, ¿qué es lo que te preocupa?
- Cabe una posibilidad, que prefiero no pensar en ella, ya que por el momento con este negocio me estoy forrando, y es que los precios de las viviendas bajen y la gente a la que le presto el dinero no pueda pagar. Eso sería un completo desastre.
- ¿Y cómo quieres que te ayude?
- Quisiera forrarme sin asumir riesgo, le contestó al mago.
- No hay problema, dijo el mago tras pronunciar unas palabras incoherentes. El hechizo ya está hecho. Toma estos papeles que he quitado de la cacerola de los hechizos y los venderás como sólo tú sabes hacer, dentro está el mal que te preocupa, el riesgo de un cambio de tendencia de la situación actual. De tal manera distribuirás tu riesgo pero tendrás que pagar una parte importante de tu interés de usura.
El avaro, hombre de negocios, le hizo caso al mago sólo en parte ya que cuando la situación cambió tal y como temía, tenía muchos de los papeles que el mago sacó de la cacerola que no había repartido. Los suficientes para arruinarse.
Pero lo que nadie sabe es que otro cliente del mago compró los negocios del avaro a precios de saldo, pensando en ganar más dinero.
Los papeles que salieron de la cacerola del mago circularon durante mucho tiempo portando la maldición de la usura, hasta que los gobiernos de los países tuvieron que hacerse con ellos para evitar que la economía se acabara cociéndose a fuego lento en la cacerola del mago. Con lo cual, al final la fortuna de unos cuantos usureros se forjó como siempre con las bolsas de todos.
Se dice que no contento con todo lo que tenía, que era mucho, una noche de un triste día de invierno visitó al mago del bosque conocido por obrar todo tipo de milagros y le comentó su problema:
- Ilustrísimo mago, últimamente tengo un problema que me quita el sueño.
- ¿Qué problema es ese?, contestó el mago.
- Últimamente, me estoy dedicando al negocio de la usura, prestando dinero a gente con dificultades para comprar casa a un precio superior al que se lo dejarían en cualquier otro sitio.
- Es un negocio arriesgado. ¿Has pensado en la posibilidad de que no te lo puedan devolver?
- Sí pero en ese caso como los precios de las casas están subiendo mucho, y éstas son la garantía del pago, en el caso de que no paguen, los hecho de sus casas y las vendo a otro a un precio más caro. Con lo cual siempre gano.
- Entonces, ¿qué es lo que te preocupa?
- Cabe una posibilidad, que prefiero no pensar en ella, ya que por el momento con este negocio me estoy forrando, y es que los precios de las viviendas bajen y la gente a la que le presto el dinero no pueda pagar. Eso sería un completo desastre.
- ¿Y cómo quieres que te ayude?
- Quisiera forrarme sin asumir riesgo, le contestó al mago.
- No hay problema, dijo el mago tras pronunciar unas palabras incoherentes. El hechizo ya está hecho. Toma estos papeles que he quitado de la cacerola de los hechizos y los venderás como sólo tú sabes hacer, dentro está el mal que te preocupa, el riesgo de un cambio de tendencia de la situación actual. De tal manera distribuirás tu riesgo pero tendrás que pagar una parte importante de tu interés de usura.
El avaro, hombre de negocios, le hizo caso al mago sólo en parte ya que cuando la situación cambió tal y como temía, tenía muchos de los papeles que el mago sacó de la cacerola que no había repartido. Los suficientes para arruinarse.
Pero lo que nadie sabe es que otro cliente del mago compró los negocios del avaro a precios de saldo, pensando en ganar más dinero.
Los papeles que salieron de la cacerola del mago circularon durante mucho tiempo portando la maldición de la usura, hasta que los gobiernos de los países tuvieron que hacerse con ellos para evitar que la economía se acabara cociéndose a fuego lento en la cacerola del mago. Con lo cual, al final la fortuna de unos cuantos usureros se forjó como siempre con las bolsas de todos.
También cuenta esta leyenda que esto mismo, pero de otra manera, pasó otras veces, y también cuentan que sigue pasando... ganando unos a costa de los otros, pero en estos casos el mago fue premiado en el concurso anual de magos malvados por haber generado con su hechizo un caos sin precedentes.
Fuente: Cuentame un cuento por José Ramón Fernández de la Cigoña Fraga
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