Cambiar para no cambiar
Estamos bombardeados por discursos triunfalistas, augurios apocalípticos, datos y estadísticas incomprensibles para el ciudadano de a pie, que a duras penas puede hacer malabares para llegar a fin de mes. Porcentajes y datos financieros son un misterio insondable para las mayorías y, muchas veces, forman parte de operaciones de grupos con intereses personales y alianzas que duran lo que un suspiro y que, al cambiar tan apresuradamente -detestando lo que hace poco elogiaban-, no hacen más que desorientar.
¿Qué nos queda a los pueblos? El fanatismo irracional a favor o en contra sin matices ni verdaderos debates, el odio heredado de generaciones anteriores beneficiadas o perjudicadas por administraciones de tal o cual partido, coalición o alianza y de acuerdo a qué ventaja hayamos obtenido a nivel individual. Esto sin importar si esa situación perjudica a otros grupos. Tratamos de apoyar lo más parecido a aquellos gobiernos que haya en plaza.
¿Qué nos queda a los pueblos? El fanatismo irracional a favor o en contra sin matices ni verdaderos debates
Es así como creemos saber qué queremos a partir de lo que no queremos. E interpretando mal el sabio refrán que dice "La unión hace la fuerza" nos unimos en contra de algo proponiendo todo lo contrario de lo que está para que todo cambie mágicamente y a velocidad supersónica. La historia nos ha demostrado que si se cambian las formas sin modificar lo fondos, la situación se reduce a cambiar todo para que todo siga igual. Sólo pasamos de estatal a lo privado, de lo privado a lo estatal, de lo totalmente privado con control estatal o de lo nominalmente estatal manejado por intereses privados. ¿Y como funcionan las cosas? Mal o, a lo sumo, menos mal pero nunca bien.
La corrupción, el negociado, el tráfico de influencias y los manejos turbios más tarde o más temprano afloran trayendo descontento y, lo que es peor, escepticismo social creador de indiferencia y búsqueda de salidas falsas con el lema de "sálvese quien pueda". Es muy difícil en estos atolladeros ideológicos tener el equilibrio necesario para separar la paja del trigo y para no dejarse influenciar o por la perorata oficialista del país de las maravillas o por el réquiem fúnebre opositor que ve todo negro. Claro que tanto unos como otros prometen seguir y superar en un caso "la maravilla" y, en el otro, ver la luz a la salida del siniestro túnel de la peor época del país.
Hemos atravesado paraísos e infiernos sin tomar conciencia real de cuáles eran las verdades y las mentiras, las rosas y las espinas
Hemos atravesado paraísos e infiernos sin tomar conciencia real de cuáles eran las verdades y las mentiras, las rosas y las espinas. Los gatos y las liebres nos han engañado y decepcionado, nos han vendido humo y oropel, han beneficiado a un grupo en detrimento de otro, han capitalizado nuestras broncas, nuestros miedos, nuestra mediocridad y nuestra ignorancia y han desperdiciado nuestras esperanzas y nuestros esfuerzos por dar lo mejor. Pero, no obstante, gracias a Dios, no han podido matar la creatividad, el talento, la solidaridad, el trabajo de gente honesta y capaz de no perjudicar al prójimo. No han podido aplastar a científicos y técnicos que, sin apoyo o con él, siguen en la lucha diaria de aportar adelanto en medio de tanta estupidez egoísta y corrupta.
Esa es la verdadera esperanza que ayuda a pasar por tanto griterío hueco, tanto fanatismo idiota, tanto esquematismo estéril y tanta división al divino cohete y así lograr cambiar para que no todo siga igual. Y nunca más unidos por el odio..