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domingo, 16 de octubre de 2016

Educating Mr. Macri II, por Alejandro Borensztein

Educating Mr. Macri II

Reflexión para el Compañero Mauri 
en su vuelta de Roma: 
olvidate macho, no te va a sonreír nunca.
por Alejandro Borensztein








Tengo varios amigos millonarios. Cada uno con sus particularidades, sus gustos y sus excentricidades.

Uno tiene un gran piso en Nueva York frente al Central Park, otro tiene un crucero de 80 pies anclado en Saint Barth, otro un triplex en Miami frente al mar, otro un Lear Jet para 12 pasajeros, y otro un Picasso en el living. También conozco a uno que tiene todo eso junto.

En general hay una gran diversidad entre nuestros ricos, sin embargo todos tiene algo en común: acaban de recibir en sus departamentos de Buenos Aires la factura de gas de este bimestre por un total de 0 pesos. Lamento decir que así, este país no arranca más.

Yo entiendo que por el fallo de la Corte hubo que recalcular las tarifas, que a los usuarios les quedó saldo a favor y que la mar en coche. Pero el resultado final siempre es el mismo: los ricos ni piden permiso ni garpan ajustes.

Con el 30% de pobres que nos dejó la batucada de inútiles que gobernó hasta el año pasado, y el termómetro en ascenso, no estamos para andar devolviéndole nada a los que no necesitan que se les devuelva nada.

Para hacer más ricos a los ricos estaba el kirchnerismo, que además mantenía engrupidos y escondidos a los pobres. Pero si ahora el país eligió Cambiemos, entonces cambiemos. De eso se trata el momento actual.

Sin embargo, pareciera que el gobierno no la termina de entender. Van al Coloquio de IDEA y le piden a los empresarios que sean buenos, que se pongan una mano en el corazón y apuesten al futuro. Inversiones a la gorra. A voluntad.

Según las encuestas que se hicieron durante el evento, el 80% de los tipos dijeron que son optimistas, que las cosas van a andar muy bien y que el año que viene el país va a crecer. Lo que no dicen las encuestas es que ese 80% de empresarios tan optimistas, quiere que la guita que hace falta para que eso ocurra la ponga el otro 20%.

A juzgar por como se han portado hasta ahora, es evidente que la mayoría de los empresarios argentinos la pasaban mucho mejor con Moreno porque están haciendo todo lo posible para que vuelva.

Y los sindicalistas, que tanto preocupaban a la gobernabilidad, demuestran que prefieren cualquier cosa antes de volver a ver transitar por los pasillos de la Rosada a De Vido, D’Elía, Boudou, Mariotto, José López y otros miembros del concilio ecuménico kirchnerista.

Por eso los empresarios, que siempre quisieron un gobierno como este, no quieren garpar un miserable bono de 1.000 pesos. Y los sindicalistas, que nunca quisieron un gobierno como este, ya no saben como hacer para ayudarlos y dilatar el paro general. Quien lo hubiera dicho.

Muchos empresarios, supermercadistas, textiles y otros rubros básicos, se quejan con cierta lógica: ¿Para que les vamos a dar 1.000 pesos más a los trabajadores si con esa guita en nuestras sucursales no pueden comprar nada?

El gobierno no explica claramente la situación porque supone que todo el mundo entiende. Que difíciles son estos muchachos. Hay que ayudarlos todo el tiempo.

Cuando uno quiere entender que pasó con la economía durante los últimos años, basta con mirar el estado de los billetes de 20, 10, 5 y esa porquería olorienta, destrozada y putrefacta que el Banco Central denomina billete de 2 pesos. El desorbitante déficit fiscal del populismo, la emisión descontrolada y la inflación de tantos años, los hizo pelota. Curiosamente, la mayoría de estos billetitos llevan la firma de Alejandro Vanoli como último presidente kirchnerista del Banco Central y de Amado Boudou como presidente del Senado. O sea que si todo termina como debería terminar, la Argentina será el primer país del mundo con sus billetes firmados por dos presidiarios.

Los únicos billetes firmados por Federico Sturzenegger y Gaby Michetti son los nuevos billetes de 500 mangos. Por suerte, estos se van a conservar en muy buen estado porque con las LEBAC al 27%, no encontrás uno ni de casualidad. Están todos colocaditos.

Si bien esto fue clave para la baja de la inflación de estos últimos meses, también explica porque las inversiones se estarían demorando un rato. A muchos empresarios les encanta ser empresarios pero más les gusta poner la guita a laburar en bonos, cobrar la renta y rascarse el higo. Para patriotas, ya tenemos a San Martín, Belgrano y Néstor.

Los economistas explican que si bajan las tasas, la gente se va al dólar y este aumenta. Sin embargo, se supone que si entran más dólares por la buena cosecha, la colocación de deuda y el blanqueo, este no debería subir.

Puede ser. El blanqueo anda fenómeno. Mis amigos millonarios ya están cursando en la UBA todas las materias que hay que aprobar para entender como se hacen los trámites del sinceramiento.

Y mis amigos de las clases medias que blanquean y depositan 20, 30 ó 50 luquitas verdes, están chochos. En dos semanas más vence la fecha para depositar el efectivo y casi todos los que conozco ya terminaron los trámites y papeles que piden los bancos privados. Salvo un amigo que todavía no presentó el resultado de la colonoscopía.

Mientras tanto, la Argentina se prepara para discutir si hay que sacarle el nombre Néstor Kirchner a las casi 300 cosas que así se llaman en todo el país. Ya que el gobierno no sabe como hacer para convencer a los empresarios de que inviertan y apuesten, por lo menos nos entretienen un rato con esta pelotudez.

Si me preguntan a mi, yo le dejaría el nombre así como está y le agregaría un numerito al costado. Por ejemplo Rotonda Nestor Kirchner/87 o Represa Néstor Kirchner/189 o Polideportivo Néstor Kirchner/227.

Hoy tu hijo te dice “papá, estoy en el Kirchner” y no sabes si se fue al Centro Cultural, a la plaza o está en la guardia del hospital. En cambio si le ponés el número no te equivocás: “mámá estoy en el Kirchner/226” y ya te quedás tranquilo sabiendo que el pibe se fue al natatorio. Lo único que necesitás es tener pegado en la heladera un Excel con todos los números de los establecimientos y listo. Es fácil.

Además, de ese modo se quedarían todos contentos. No irritás a los kirchneristas borrando el nombre, conformás a los antikirchneristas dejándolo como ejemplo del patetismo autoritario de esa murga hotelera y no confundís a la familia argentina.

En esto andamos mientras esperamos que el gobierno le encuentre la vuelta a este quilombo y llegue el segundo semestre.

Reflexión para el Compañero Mauri en su vuelta de Roma: olvidate macho, no te va a sonreír nunca.

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