La Presidencia de Arturo Illia.
Hola a todos, hoy arranco una nueva sección dentro del Blog. Trataré de resumir los aspectos económicos más relevantes de distintas presidencias que tuvo nuestro país. Tarea nada sencilla. En esta primera entrega opté por la Presidencia de Arturo Illia. Espero sus comentarios y sugerencias.
La administración radical del presidente Illia abarcó desde fines de 1963 hasta mediados de 1966. Al iniciarse esta presidencia, la economía atravesaba una difícil situación:
- Una fuerte recesión y una elevada capacidad productiva desocupada
- La recesión estaba acompañada de una importante inflación
- La disminución de los ingresos fiscales provocó un deterioro del sector público
- El sector externo estaba debilitado y enfrentaba vencimientos de obligaciones en el corto plazo
En ese período las exportaciones alcanzaron niveles superiores a los años anteriores, alcanzando en 1966 un nivel superior en un 60% al obtenido en 1961. Parte de este extraordinario incremento puede atribuirse a condiciones climáticas favorables para los cultivos y al mejoramiento de los precios internacionales, pero también fue el resultado del aumento productividad agropecuaria tan esperado. Illia promovió adelantos tecnológicos en la agricultura, además de adoptar una política de ajustes graduales para evitar que los precios de exportación se apartasen demasiado de los crecientes costos internos.
Por otra parte las importaciones se mantuvieron en un bajo nivel todo el período. Así, considerando el período de 4 años, el balance de pagos en cuenta corriente tuvo un superávit de U$S 500 millones que ayudó a enfrentar la pesada carga de la deuda externa.
La política económica evitó devaluaciones masivas y adoptó un prudente ajuste periódico y en pequeñas proporciones del tipo de cambio (denominado Crawling Peg). Se aplicó un tipo de cambio fluctuante graduado de conformidad con la diferencia entre el aumento de los precios internos y el experimentado por los países con los cuales efectuamos nuestro principal comercio. Además Se reimplantaron controles cambiarios sobre las transferencias de capital, lo que permitió reducir la deuda externa sin obtener importantes refinanciaciones.
Se elaboró un plan coyuntural para estimular la actividad, que incluía una ampliación de las líneas crediticias destinadas a financiar capital de trabajo, compras de equipos. También se reguló la disciplina bancaria, se emplearon encajes diferenciales en las distintas zonas del país, se tomaron medidas de austeridad estricta en el sector público.
En el sector externo se adoptaron una serie de medidas prometidas en la campaña electoral, que implicaron la anulación de los contratos de petróleo, el final del acuerdo firmado con el FMI y el rechazo a la intervención por parte del Banco Mundial. Estas actitudes provocaron una drástica ruptura de la línea de entendimiento con la comunidad financiera internacional, que redundó en una salida de capital que entre 1963 y 1966 representaron un promedio de U$S 100 millones anuales. Sin embargo, esta salida de capitales debe atribuirse parcialmente a la contracción de las importaciones de maquinarias y equipos, cuyo financiamiento constituida uno de los principales ingresos de capitales. Por otra parte, la política cambiaria desalentó la entrada de capitales de corto plazo, que constituye la segunda fuente importante de incorporación de capitales del exterior.
La mejora del balance comercial permitió desarrollar una política expansiva de la demanda global a través de la oferta monetaria, el gasto público y los aumentos de salarios.
La oferta monetaria aumentó un 29% en 1963 y un 40% en 1964. Los aumentos de salarios excedieron al costo de vida e incrementaron el salario real en un 8% entre 1963 y 1965. La expansión de las exportaciones completó el cuadro de la demanda global.
El elevado margen de capacidad ociosa existente permitió elevar rápidamente la actividad industrial, que creció a un 15% anual en 1964 y 1965, mientras que el PBI lo hizo en un 8% en cada uno de esos años. El desempleo se redujo a la mitad.
Durante el período se observó un debilitamiento de la formación de capital, cayendo la inversión bruta un
20% entre 1961 y 1964. Igual magnitud experimentó la inversión pública.
La política de ingresos tropezó con algunas dificultades. Si bien pudo mantener la relación de precios agro-industriales y con ello contener la traslación de ingresos hacia el sector rural, no pudo hacer lo mismo con la política salarial. A pesar del incremento del salario real,los sindicatos tuvieron una actitud muy hostil. Las concesiones de aumentos salariales superaron lo que el equipo económico había recomendado, aún en las empresas públicas. La debilidad del gobierno hizo más permisivos a los empresarios y la espiral salario-precio se aceleró. El índice del costo de vida reflejo esas presiones, aumentando casi un 40% en 1964 y un 29% en 1965, a pesar de la brusca caída de los precios agropecuarios.
En el sector fiscal, la expansión del gasto público se apoyó en el deterioro de la inversión pública, especialmente en el sector ferroviario. Según García Vázquez (integrante de aquel gobierno) el gasto público disminuyó con relación al PBI y se redujo el déficit fiscal, a la vez que se aumentaron los recursos destinados a la educación y a la salud.
Se obtuvo una manifiesta mayor equidad en la distribución del ingreso, en beneficio de la población de menores recursos. Esto se logró al mismo tiempo que crecía la producción. Los salarios reales crecieron por dos causas: el crecimiento del producto y la proporción en que en él participaron los asalariados. Según el BCRA, la participación del factor trabajo en el ingreso fue del 36,4% en 1964, pasó al 38% en 1965 y al 41,1% en 1966. El personal ocupado creció el 4% en 1964 y el 3,5% en 1965. La tasa de desempleo descendió del 8,8% al 5,2% entre 1963 y 1966. (García Vázquez)
Una vez, las desavenencias entre el gobierno y los grupos de poder de la sociedad debilitaron al primero, y la situación desembocó en un nuevo golpe militar.
Hacia el final del gobierno radical, comenzó a agotarse la posibilidad de expandir la actividad productiva sobre la base del aumento del ingreso monetario y la ocupación de la capacidad instalada ociosa. En 1966 el PBI se estancó.
La política del gobierno de Illia rectificó los lineamientos de la política liberal. Si bien tuvo éxito en la recuperación rápida del nivel de actividad productiva, la capitalización y el cambio tecnológico quedaron rezagados, se agravó el déficit de las empresas públicas y no se avanzó en la sustitución de importaciones ni en la promoción de las exportaciones. Probablemente lo más destacado de este gobierno haya sido la actitud de recobrar cierta autonomía respecto de los centros financieros internacionales.