Desaparecen sin decir palabra ni dejar rastro alguno. Se trata de hombres huidizos a los que el siquiatra y sexólogo argentino Walter Hugo Ghedin les saca el molde en su nuevo libro Tipos que Huyen. Cerca de un 50% de las mujeres ha vivido esta experiencia pero, asegura el autor, son ellos las primeras víctimas de su propio escapismo. Aquí les contamos quiénes son, qué hacen y cómo detectarlos.
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El libro–que se basa en un trabajo de campo en el que participaron mujeres entre 21 y 55 años– aclara que la acción de ‘borrarse del mapa’ sin dejar rastros sigue formando parte del cortejo amoroso en pleno siglo XXI. Según este estudio, cerca del 50% de las encuestadas de entre 35 y 55 años había vivido esta experiencia. “Se trata de una conducta inconsciente que encubre temores ante el avance social y cultural de la mujer. Esta interacción defensiva revela que los hombres están atrasados respecto a los cambios que ellas han logrado”, cuenta este siquiatra, y explica: “Ellos siguen protegiendo su virilidad porque sus estándares de género todavía no se han modificado”. Así, el además autor de otros títulos como Los Tipos en la Cama, establece las siguientes seis categorías de hombres huidizos.
Los sumisos
Son personalidades dependientes que esperan que las mujeres cubran sus necesidades o decidan, porque ellos son incapaces de hacerlo. Son apocados y complacientes. Buscan ser condescendientes y que otros les brinden contención, protección y ayuda. Seducen por esta misma actitud sumisa: “Son tan amables y atentos a las necesidades del otro que terminan conquistando a las mujeres”, dice el siquiatra. Además, se reconocen porque ceden: la película, la comida, las ideas...Y sus parejas suelen cansarse de esta dinámica y los encaran: ‘¿por qué no propones tú alguna vez?’ La respuesta es inmediata: ‘porque tú lo haces mejor’. Llegados a este punto y bajo presión, ellos terminan huyendo. Se sienten imposibilitados de responder a las exigencias. Es muy frecuente encontrar en estos tipos de hombres, aclara el autor, a padres dominantes y madres sumisas,modelos que luego reproducen en sus relaciones.
Los temerosos
Conquistan por su sensibilidad yempatía: siempre están pendientes de su pareja. Tienen un fuerte sentimiento de inferioridad y mucho miedo al qué dirán. Así, recurren a la fantasía para ganar (o sobrevivir). “En la fantasía son héroes, en la realidad no se atreven porque son muy sensibles. Cuando niños fueron muy protegidos por sus padres y, por tanto, les faltan habilidades sociales para enfrentar la vida. Quieren tener una mujer y desean interactuar, pero no lo hacen por miedo, a diferencia de los solitarios que es por falta de interés”, dice Walter Hugo. Y agrega que estos hombres cortan una relación cuando se sienten amenazados o muy expuestos a la opinión del resto.
Los solitarios
Manifiestan poco sus emociones. No les conmueven ni la alegría ni la tristeza, ya que por lo general vienen de grupos nucleares donde las emociones estaban vedadas. Por lo mismo, para ellos es difícil establecer nuevos vínculos, aunque hacen serios esfuerzos por cumplir el ‘mandato social’ de tener pareja. Cuando logran su objetivo, la tendencia a estar solos los domina y esperan que las mujeres les hagan todo.Su postura habitual es: ‘tú eliges, yo quiero estar tranquilo’. Definitivamente prefieren sumergirse en su mundo íntimo, gastar horas frente al computador o trabajar más. Cuando salen optan por sitios cercanos y con poca gente. Pero atraen con su misterio y vestimenta desaliñada. Huyen cuando se sienten presionados a salir.
Los desconfiados
Son hombres suspicaces, rígidos, autoritarios e intolerantes a cualquier reclamo e innovación de la mujer. Dicen: ‘Las amigas temeten esas ideas en la cabeza’ o ‘¿¡dónde aprendiste esa pose sexual!?’. Son inflexibles y odian que ellas modifiquen los planes de salidas, insisten en la puntualidad y en la correcta elección del lugar. Dejan que la mujer decida dónde ir, pero sus reproches lo delatan: comida desabrida, el café frío… Los desconfiados son intelectuales y se interesan por la actualidad. Es frecuente que pregunten sobre temas controvertidos: ideología, religión, y lo más probable es que intenten convencer a su pareja de que está equivocada. Además de impositivos, ven amenazas donde no las hay, porque fueron criados con la idea de que ‘o conquistas el mundo o él te conquistará a tí’. Traducido esto a la pareja, los desconfiados intentan mantener el control de todo y huyen cuando ellas hacen valer su posición.
Los obsesivos
Son sujetos ansiosos, esquemáticos, controladores y nada de espontáneos. Ademásde cultos y racionales. “Pretenden ‘investirse’ con el ropaje de ‘cancheros’, ‘piolas’ y ganadores porque no tienen la labia ni el carisma necesarios”, cuenta el autor del libro. Pero su rigidez salta a la vista: visten formales, con colores y diseños clásicos. En el contacto interpersonal se muestran obstinados: ‘ése lugar y no otro’, dicen. Frecuentan sitios conocidos para sentirse protegidos y controlar su ansiedad. Su personalidad se la deben a padres protectores y marcadores de la norma: el trabajo es un sacrificio, las emociones no se enseñan... Ellos huyen cuando la mujer les cuestiona su orden.
Los fálicos
Hay de dos tipos: narcisistas y astutos. Los primeros son vanidosos, expansivos, misteriosos, machistas, manipuladores, dominantes y dependientes. Ejercen un juego de poder (ellos) y sumisión (ellas). Pero los astutos generan vínculos aun más nocivos. “Tienen un atractivo insano”, enfatiza el siquiatra.A mbos son muy sexuales y calculadores: quieren sacar provecho de las situaciones en su búsqueda por su reafirmación y, cuando se enamoran, lo hacen dentro de un marco de dominación, son inflexibles y no cederán. Por lo mismo, los fálicos huyen cuando no logran seguir controlando. En sus conquistas estos hombres se mueven como‘pez en el agua’. Los narcisistas muestran su virilidad sin tapujos y lo caballerosos y amables que son. Hablan de lo que más saben: belleza, moda y lujos. Los astutos suelen ser más cautos y tienen la habilidad de camuflarse en el carácter de la mujer para no generar un rechazo inicial. Lo que sí, ni uno ni el otro transparentan su debilidad, salvo que quieran parecer máshumanos. “Magos de la parodia, sacarán de la galera los temas másdiversos para que el otro quede flechado, ya sea de admiración o de comprensión, nunca por lástima”, enfatiza Walter Hugo. Su comportamiento se explica porque fueron ‘niños vidriera’; es decir, exhibidos a todos comolos mejores.
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