“Tengo un proyecto y hay que continuarlo; no se me pasa por la cabeza irme. Esto no fue un fracaso.”. No hay otra frase que sintetice mejor la forma de asumir la realidad en casi todos los ámbitos de la vida nacional. Si bien la cita pertenece a Sergio Batista, director técnico de la selección nacional de fútbol, pudo haber sido esgrimida, o podrá serlo, en lo sucesivo, por cualquiera de los exégetas del kirchnerismo.
No es novedosa la manera de negar las cosas. Han sido coherentes con su metodología desde el primer día, pretender cambios después de ocho años es insensato. Creer que la Presidenta y la larga lista de involucrados en las últimas ignominias –para no extendernos demasiado– reconocerán derrotas o problemas que ellos mismos causaron es no conocer la esencia intrínseca de una dirigencia que ha llegado hasta a comprar sus propias falsedades.
No se trata de matar esperanzas, ni ser “agoreros del mal” como catapulta el oficialismo a quien no acompaña su manera de pensar.
Se trata, simplemente, de observar que:
- pese a que hay consultores amenazados por no falsear datos,
- pese a que ya no hay modo de santificar a las Madres de Plaza de Mayo porque el oficialismo las ha utilizado, convirtiendo en negocio a los derechos humanos,
- pese a que Ricardo Jaime y Sergio Schoklender siguen caminando libremente,
- pese a que Cristina Kirchner da a conocer su futuro abuelazgo, pero no su declaración patrimonial, que debería interesar un poco más,
- pese a que el gobernador neuquino afirma que su provincia puede proveer gas mientras se pacta una contratación millonaria para traerlo de Qatar,
- pese a que se tilda de “operación mediática” a la falta de combustible y la crisis energética que hace mella en industrias con cortes programados,
- pese a que la captura cotidiana de mulas y droga en todos lados es negada por el jefe de Gabinete sistemáticamente,
- pese a que no hay vergüenza de crear medios gráficos donde instalar la mentira oficial, titulando por ejemplo: “Filmus gana la primera vuelta en Capital”,
- pese a que la repartija de fondos a Hugo Moyano no cesa, se “cajonea” el exhorto judicial, un sindicalista cercano es descubierto sacando del país 45 mil dólares sin declarar y se anulan arbitrariamente las elecciones de la CTA,
- pese a que la inauguración de Tecnópolis fue concebida como un oportuno acto proselitista por la simultaneidad con la Exposición Rural,
- pese a que los famosos aduladores que vociferan las bondades del modelo a profundizar solo lo hacen para aumentar su cachet “profesional”,
- pese a que la libertad de prensa está coartada desde el momento en que se prohíbe vender un matutino porteño en un determinado comercio,
- pese a que los resultados del “Fútbol para Todos” y sus explícitos acuerdos monetarios son llevados a cabo en la mismísima residencia presidencial,
- pese a que la descalificación abrumadora del electorado porteño halla también eco en las voces del elenco oficial…
Y pese a tantos otros “pese” más… que aún exista la posibilidad de que este gobierno pueda continuar anula cualquier análisis que se precie de haber sido realizado con seriedad. No hay estructura lógica y racional en la cual apoyarse para explicar lo inexplicable que vivimos casi con normalidad. La duda acerca de qué ha de pasar una vez concluido el escrutinio final permanece inalterable.
Fuente: Gabriela Pousa ©www.economiaparatodos.com.ar
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