Dueño: - Dígame Mamerta, ¿su nieta es soltera o casada? ¿Cuántos años tiene?
Mamerta: - Soltera, con 23 años, señor.
Dueño: - ¡Ah! ¿Cómo se llama?
Mamerta: - Magdalena, señor.
Dueño: - ¿Es buena chica, Magdalena?
Mamerta: - Buenísima.
Dueño: - ¿Es honesta?
Mamerta: - Señor, mi nieta es honestísima.
Dueño: - ¿Tiene buena presencia?
Mamerta: - Usted la va a ver, es lindísima.
Dueño: - ¿Está preparada?
Mamerta: - Sabe inglés, hasta computación. Es una chica preparadísima.
Dueño: - ¿Es prudente?
Mamerta: - No es que lo diga yo que soy su abuela, es prudentísima.
El dueño del comercio guardó silencio. Le caía en gracia tanto superlativo en “ísima”.
Dueño: - Una pregunta nomás, Mamerta ¿Su nieta tiene buena reputación?
Mamerta: - Mi nieta, Magdalena, ¿buena reputación? ¡Uf, señor! Es reputadísima.
MORALEJA: “En los ojos del amor nunca encontrarás ni miopía ni presbicia. Por eso no tiene que exagerar” |
Amar es querer y aceptar a los otros con su camiseta limpia y con su camiseta sucia. El amor es muy realista; eso sí, sabe discretamente disimular los defectos. Lo que no hace el amor es exagerar...
PARA REFLEXIONAR: ¿Es cierto que sólo lo bueno es querible? ¿Por qué se tiende a idealizar?
& “Cuentos sanadores”
M.Bautista – F. Ré
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