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domingo, 8 de octubre de 2017

El Mundial del Compañero Mauri, Por Alejandro Borensztein/Clarín

El Mundial del Compañero Mauri
Por Alejandro Borensztein/Clarín











Como todo el mundo sabe, hacer un mundial de fútbol es hoy la principal prioridad del pueblo argentino, sobre todo para quienes habitan en el conurbano, Chaco profundo, Formosa y todo el NOA completito, entre otras prosperidades.

Por las dudas yo ya iría cerrando el contrato para el Mundial 2030 que esta semana Argentina propuso realizar conjuntamente con Uruguay y Paraguay, antes de que sea demasiado tarde.

Sobre todo porque, dado que el país organizador clasifica directamente, sería la única manera de estar seguros, hoy domingo, de que vamos a volver a jugar un mundial.

Por otra parte, hay que apurarse a designar sedes y estadios, no sea cosa que todo este flash de Cambiemos salga mal, vuelva a ser gobierno Locademia de Hotelería y aprovechen el nuevo mundial para rebautizar la cancha de River como “El Monumental Néstor Kirchner” y a la de Boca como “Cristina, la Bombonera”.

Si bien el kirchnerismo está cada vez más lejos y todo indica que no vuelven más, todavía el partido no terminó y hasta que el referí no toque el pito, yo no empezaría con los fuegos artificiales.

Finalmente, digamos lo más importante: si a la montaña de deuda que estamos tomando para tapar el agujero que nos dejaron los cráneos patagónicos, le agregamos 15.000 o 20.000 palitos verdes más para un mundial de fútbol, nadie se va a avivar. Ya estamos jugados. Y si un día explota todo, 10.000 palos más 10.000 palos menos, va a dar lo mismo.

Algunos especialistas advierten que con estos niveles de mangazo nos estamos comprando un problemón. Pero ninguno explica claramente de que otro modo se podía encarar el zafarrancho heredado.

Por ejemplo, el Compañero Massa viene proponiendo bajar impuestos, bajar el IVA, no subir tarifas, no ajustar, no imprimir billetes y no tomar deuda. Solo podés proponer todo eso junto si estás completamente seguro de que el poder te quedó lejísimo.

Si a futuro las posibilidades electorales del Compañero Antigrieta mejoraran, seguramente cambiaría de opinión, y diría que algo de deuda es inevitable, que cierto ajuste fiscal es imprescindible y que los impuestos no se pueden bajar mágicamente. En fin, una vez más el viejo y querido teorema de Baglini: El grado de responsabilidad de las propuestas de un partido o dirigente político es directamente proporcional a sus posibilidades de acceder al poder.

Si no, explicame cómo se baja el gasto público sin hacer algún tipo de ajuste, cómo se bajan el impuesto a la ganancias y el IVA sin desfinanciar al Estado y cómo se cubre el déficit fiscal sin tomar deuda en el exterior o sin emisión que provoque más inflación.

Mañana lunes se anuncia el Nobel de Economía 2017. Respondeme esta pregunta y te mandamos a tu casa a los Reyes de Suecia con el premio, la medalla, el beso y una foto de Anita Ekberg desnuda y autografiada (desnuda de cuando filmó “La Dolce Vita” con Fellini y Mastroiani, no de ahora porque ya se murió, pobre mujer) Volviendo al punto, un mundial en casa con estadios, licitaciones, concesiones, servicios de todo tipo, debates generalizados, los dirigentes de la AFA, las marchas estudiantiles que lo rechacen, los barras revendiendo entradas, las organizaciones sociales puteando por la guita que se gasta, etc, etc. ofrece múltiples ventajas. Fundamentalmente, que el quilombo nacional no se detenga. No sea cosa que metamos en cana a De Vido, a Báez, a Boudou, a un par más de la familia hotelera y ahí nos quedemos estancados.

¿Con qué nos vamos a divertir los próximos 20 años si no hacemos un mundial como Dios manda y arruinamos todo otra vez? El Rabino Bergman disfrazado de yacaré overo como protesta testimonial contra su extinción, no va a dar para escribir todos los domingos. Algún quilombo nuevo habrá que inventar.

Conclusión: hoy más que nunca, necesitamos un mundial. En lo posible, bien grande. Cuanto más caro y complicado, mejor. Un mundial con 20 grupos y 80 equipos. Cientos de hoteles, miles de camas. Y de paso, ya nos quedan para lavar guita por cien años más.

Un dato a tener en cuenta a la hora de analizar este asunto es que las estadísticas demuestran que las olimpíadas y los mundiales organizados por países subdesarrollados terminan en bancarrota, como Chile ’62, Argentina ´78, Mexico ´86, Sudáfrica 2010 o Brasil 2014. En cambio, cuando lo organizan los países desarrollados les va fenómeno.

Esto abre dos posibilidades: o los Compañeros Mauri, Tabaré Vázquez y Horacio Cartés piensan que para 2030 vamos a ser Suecia, Noruega y Finlandia, o los tres están completamente locos.

Cuesta entender por qué todavía Cristina no aprovechó el tema como espada de campaña. Yo entiendo que no puede atacarlos diciendo “¿hacer un mundial en un país con 30% de pobres?”. Es comprensible. Son todos pobres Made in K escondidos por ellos mismos durante años.

Pero en alguna escala del tour que está haciendo por radios, diarios y canales podría encontrarle la vuelta y usarlo. Falta. Por ahí mete el bocadillo cuando le toque ir al programa de los pastores brasileños. Veremos.

Le quedó colgado el debate en TN. Para mí, nunca consideró pisar esos estudios. Fracasada la ley de medios de Mariotto y Sabbatella, la idea no era debatir sino invadir y tomar rehenes, pero se ve que no hicieron a tiempo.

De todos modos, si fracasa lo del Mundial 2030 y todo se va tornando normal y aburrido, comentaremos temas del exterior donde las cosas se están poniendo cada día más entretenidas.

De hecho, esta semana en EEUU, la cadena NBC anunció que el Secretario de Estado Rex Tillerson dijo que el presidente Donald Trump era un idiota y que el vicepresidente Pence lo tuvo que convencer para que no renuncie. Lo interesante del asunto es que Tillerson dio una conferencia de prensa y declaró: “el Vicepresidente no ha tenido que persuadirme de que permanezca en mi puesto porque nunca he considerado dejarlo”. Pero en ningún momento el tipo desmintió haber dicho que Trump fuera un idiota.

En el mismo momento, del otro lado del Atlántico, la primer ministra británica Theresa May estaba dando una conferencia de prensa cuando un famoso comediante inglés, Simon Brodkin, la interrumpió acercándole un telegrama de despido firmado por su oponente laborista Jeremy Corbyn. Ante esa situación, la primer ministra May tuvo un ataque de tos que le impidió seguir hablando. Mientras tomaba agua desesperadamente para ver si la correntada se llevaba el gallo que tenía atravesado en el garguero, una letra del slogan que aparecía detrás de ella se desplomó sobre el escenario. Todo un sketch digno de Benny Hill.

La vida suele tener compensaciones. Mientras acá adentro el kirchnerismo parece ir apagándose, allá afuera parece ir encendiéndose. Lo importante es que nunca falte con qué divertirnos.

A propósito, acá al lado en la página 3, como cada domingo está el gran Hermenegildo “Menchi” Sábat. Ganador del Konex de Brillante como la figura más destacada de la comunicación en la última década. Uno de los artistas más queridos, admirados y respetados de la cultura rioplatense.

Pensar que Cristina, lo trató de “cuasi mafioso”. Son de manual, siempre están del lado equivocado. Cada vez que el kirchnerismo tiene la oportunidad de meter la pata, ni lo duda.

Felicitaciones Maestro. Un honor haber perdido la terna contra usted.

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